martes, 2 de diciembre de 2008

Hans-Ulrich Rudel, piloto de Stukas

Hans Ulrich Rudel nació en Konradswaldau (Alta Silesia), Alemania, en 1916 y falleció en Rosenheim (Alemania) en 1982. Piloto alemán de la Segunda Guerra Mundial, poseedor de la más alta condecoración alemana, la Cruz de Caballero con Hojas de Roble en Oro, Espadas y Brillantes.
En su hoja de servicios oficial, le adjudican 2.530 misiones de combate, en los cuales reclamó la destrucción de 519 tanques soviéticos, un acorazado, dos cruceros, 11 aviones enemigos derribados y más de 70 embarcaciones fluviales hundidas, reclamos éstos sin evidencias documentales, y considerados muy exagerados por los investigadores rusos y los documentos soviéticos.

Hans Ulrich Rudel procedía de una familia protestante de la Alta Silesia y su vida transcurrió apacible, con una vida típica de los Alpes bávaros. Aunque su padre deseaba para él una carrera profesional, comenzó a perfeccionarse en educación física hasta la entrada de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Sus calificaciones escolares eran más bien deficientes, pues su único interés radicaba en la actividad deportiva, donde logró excelentes rendimientos y un notable estado físico que, posteriormente, en más de una ocasión le ayudaría a salvar la vida.

De carácter un tanto introvertido, padecía de un cierto grado de tartamudez que logró superar con el tiempo. Cuando ascendió al poder el partido nazi, se adhirió como la mayoría de los jóvenes a las Juventudes Hitlerianas.Su ingreso como cadete a los 20 años, en 1936, en la recién creada Luftwaffe tuvo un comienzo muy poco prometedor, pues su baja escolaridad jugaba en contra y no pudo calificarse para piloto de caza de combate, que era su meta, siendo asignado a los entrenamientos en escuadrillas de Stukas en Graz, lo cual no bastaba para piloto de bombardero, y fue reasignado al Centro de Reconocimiento aéreo de Hildesheim.

Después de cumplir instrucción como piloto de reconocimiento, cosa que no le gustaba en absoluto a Rudel, además de su tartamudez y el hecho de ser una persona muy campechana, de costumbres sanas, quitada de bulla y algo obcecado, no le hacían una buena imagen ante sus superiores. Su desempeño y esfuerzos durante la invasión de Polonia fueron aceptables y ascendió a teniente segundo y le fue concedida la cruz de Hierro de Segunda Clase en 1939.

Debido a estas mejorías fue reasignado, no sin pasar muchas dificultades, a su grupo aéreo en Caen. En aquel momento el avión de combate era el bombardero Stuka. En la escuela de bombardeo de Stuttgart Rudel tuvo un lento progreso, siendo calificado inicialmente como piloto mediocre y de segunda clase, pues a Rudel le costaba maniobrar el pesado y lento Stuka Ju-87. Sus lentos progresos le valieron no ser considerado para la campaña de los Balcanes ni la batalla de Creta, adonde fue trasladada su escuadrilla, siendo asignado sólo como un refuerzo.

Esta contrariedad hizo despertar en Rudel la firme voluntad de superarse, haciendo prácticas extras en un Stuka para lograr dominar el aparato; sus esfuerzos y sus progresos no pasaron desapercibidos a sus superiores, quienes lo habían visto ya como un caso desesperado. La apertura del frente Oriental hacia los vastos campos de la Unión Soviética le confirieron una excelente oportunidad a Rudel, aunado a la creciente escasez de pilotos de combate. En julio de 1941, fue asignado al Grupo de Ejércitos Norte en la zona del Báltico, donde empezó a destacarse como un hábil y arriesgado piloto de Stuka, lo que le valió recibir los despachos de teniente primero y la Cruz de Hierro de Primera Clase. Sus acciones estuvieron dirigidas a la autopista Smolensk-Moscú, donde destruyó varios convoyes enemigos.

Después su escuadrilla basó sus operaciones en las cercanías del lago Ilmen y más tarde se asienta en Tyrkowo para efectuar acciones sobre el sector de Leningrado. El inicio de la fama de Rudel llegó precisamente el 21 de septiembre de 1941. La escuadrilla de Rudel recibió la orden de poner fuera de combate a los navíos rusos en el puerto de Kronstadt, donde estaban el crucero-acorazado Marat y otro crucero cuyas acciones artilleras habían perjudicado notablemente las acciones del sitio de Leningrado, por lo que la Wehrmacht solicitaba a gritos la aniquilación de esas unidades navales enemigas.

Después de un acabado estudio de la situación, se llegó a la conclusión de que era posible efectuar un raid sobre Kronstadt. Rudel se hizo embarcar una bomba de 1000 kg para esta misión. Su aparato se hizo pesado y luego, al llegar adonde estaban los blancos, picó a casi 80° a gran velocidad desde solo 3.000 m de altura, soltando la pesada bomba a 300 m sobre el navío ruso, antes de nivelar, cosa que casi no lo consiguió. El Marat fue dañado, pero sus baterías continuaron haciendo fuego durante la guerra. Aunque Rudel reclamó ser el autor del impacto, esta afirmación es puesta en duda por diversos investigadores rusos.

En diciembre del mismo año Rudel ya había volado más de 500 de misiones de combate con un resonante éxito. El 15 de enero de 1942 recibió la Cruz de Caballero y el despacho de teniente coronel y fue retirado con gran contrariedad para Rudel desde el frente para que la Luftwaffe pudiera utilizar su experiencia en el entrenamiento de nuevos pilotos. Rudel fue enviado a la escuela de bombardeo de Graz, donde dictó clases a jóvenes pilotos de la Luftwaffe. Para Rudel esta tarea era mortificante para sus habilidades y pidió volver al frente. Luego de insistir porfiadamente varias veces, sus superiores decidieron por cansancio enviarlo en diciembre de 1942 como jefe del 1er. Escuadrón de la 1ra. Ala del 2do. Grupo Stuka que estaba estacionado en el sector de Stalingrado, un destino poco apetecido para cualquier otro militar alemán, donde se luchaba por la conquista de la emblemática ciudad.

En el sector, realizó misiones de ataque a puestos artilleros, puentes, al transporte fluvial, hundiendo varias barcazas con pertrechos y atestadas de militares soviéticos que iban y venían desde el embarcadero hacia la orilla sur del Volga. También intentó con algún éxito colocar bombas sobre tanques rusos y rescató a algunos compañeros derribados. Realizó acciones tendientes a facilitar la liberación del cercado VI Ejército de Friedrich Paulus. Sin embargo, la rápida contraofensiva (Operación Urano) lanzada por los rusos permitió una sostenida captura de pistas, y la escuadrilla de Rudel tuvo que replegarse para evitar su captura.

En 1943, Rudel cumplió su misión número 1000 y se le asignó el ensayo del nuevo Stuka modificado JU-87 D-3 con artillería antitanque de 3,7 cm y proyectil perforante de cabeza de wolframio. Los cañones Rheinmetall-Borsig incorporados le quitaban aún más maniobrabilidad, al de por sí lento aparato, y lo hacían muy vulnerable al ataque de cazas enemigos, por lo que se le asignó una escolta de Stukas normales para realizar las misiones de combate. Por estas causas, el nuevo Stuka no resultó tener gran éxito.

Durante la llamada Operación Ciudadela, Rudel conversó con los técnicos de la Junkers y se modificó el Stuka Ju 87 D-3, desarrollándose la versión G-1, con la cual reclamó la destrucción de 12 tanques rusos en un solo día. Dicha versión era más maniobrable que la D-3 y se constituyó la agrupación de Stuka antitanque Panzerknacker, cuyo frente de combate era la línea de permanente retroceso alemana en territorio ruso. Con la nueva versión, los ataques pudieron ser más rasantes y certeros.El 25 de octubre de 1943, Rudel recibió de parte del Führer las espadas para su Cruz de Caballero con Hojas de Roble y la "sugerencia" de ser retirado del frente, pero Rudel expresó firmemente que sólo aceptaría la condecoración si permanecía con su unidad, a lo cual Hitler de mala gana accedió.

En marzo de 1944 fue ascendido a coronel al alcanzar las 1.500 misiones de combate y reclamar la destrucción de 400 tanques enemigos. Además voló un FW-190 monoplaza, modificado especialmente para él y también reclamó el derribo de 11 aviones soviéticos. Al comenzar marzo de 1944, Rudel tuvo su más negro episodio del cual casi no sale con vida. Durante una misión de rutina se percató que uno de sus camaradas había realizado un aterrizaje de emergencia en un sector densamente patrullado por fuerzas enemigas. Rudel quiso rescatar a la tripulación caída; al tomar tierra su aparato capotó al meter su rueda en un hoyo y el Stuka se arruinó.

La esperanza de Rudel y sus compañeros era alcanzar el Dniester, un río distante a 6 km del lugar. Rudel, de mejor condición física que sus camaradas, logró atravesar el ancho río de aguas heladas y torrentosas, pero su ametrallador, amigo y compañero de 1500 misiones, el "silencioso Erwin Henschel" pereció ahogado durante la travesía. Además el piloto derribado por el cual habían bajado, fue abatido a balazos, apresado su ametrallador y Rudel fue herido en un hombro. Aun así logró escurrirse a duras penas y pudo escapar a la carrera recorriendo unos 32 km hasta alcanzar el mismo día las líneas alemanas.

La pérdida de Henschel fue un duro golpe para Rudel y nunca se lo perdonó. El 29 de marzo recibió del Führer en persona la más alta condecoración alemana, los Diamantes para su Cruz de Caballero con Hojas de Roble y Espadas, y Hitler nuevamente pidió a Rudel que se retirara del frente, pero éste nuevamente condicionó la aceptación de la medalla a no ser retirado del frente. Es hasta el día de hoy el soldado con la más alta condecoración alemana.

En noviembre de 1944, el Mayor Rudel fue herido mientras volaba cerca de Budapest, esta vez por un impacto de cascotes de granada antiaérea en la pierna, y tuvo que convalecer en un hospital en Berlín, tras amputársela. La Cruz de Caballero con Hojas de Roble en Oro, Espadas y Diamantes le fue impuesta personalmente por Hitler el 1 de enero de 1945. Es el único que la recibió. Se le ordenó por orden expresa del Führer que permaneciera en Berlín. Hans Rudel se las arregló para ser enviado al frente nuevamente y dio instrucciones de que sus éxitos fueran asignados a la estadística de la escuadrilla: pronto sus superiores vieron que la escuadrilla antitanque tenía un incremento sostenido de tanques destruidos.

A Hans Rudel la Luftwaffe le atribuyó la destrucción de al menos 519 tanques soviéticos oficialmente. En el escenario del Este, Rudel fue derribado al menos unas 30 veces, volviendo siempre íntegro a su base. La ocupación soviética de Alemania obligó a Rudel y su escuadrilla a entregarse a los estadounidenses, quienes lo recibieron bien, y gozó del reconocimiento de su fama. Fue trasladado a un campo de oficiales de alto rango en Inglaterra, donde convaleció de sus dolencias en el muñón.

Interrogado por los aliados, se le mostraron evidencias fotográficas del exterminio judío, al cual declaró desconocer los alcances de esa situación, y se defendió comparando estas masacres con los bombardeos con bombas de fósforo sobre Dresde y Colonia. No se le encontró culpable de crímenes de guerra ni de lesa humanidad, y a pesar de las solicitudes de extradición por parte de la Unión Soviética, fue liberado en 1948 y Rudel regresó a Alemania. Escribió el libro "Piloto de Stuka - 2500 vuelos contra el bolchevismo", donde cuenta con gran amenidad sus extraordinarias aventuras durante la guerra, en particular sus hazañas en el Frente Ruso.

La edición en castellano cuenta con interesantes fotografías de la época. El lema de su vida fue Verloren ist nur, wer sich selbst aufgibt (Solo el que se da por vencido, está perdido). Estuvo algunos años (1948-1956) en la Argentina, durante el gobierno del General Perón, junto a otros ases de Alemania, tales como Adolf Galland, pero su marcado pensamiento pronazi lo hicieron impopular entre sus pares, quienes terminaron por mantener cierta distancia.

Entre sus negocios estaba la representación de la compañía Mengele. Rudel asesoró a la Fuerza Aérea Argentina, fue muy cercano a Perón, y desde esta posición cumplió un rol clave acercando a ex-dirigentes nazis a las altas esferas del poder en Argentina, Paraguay y Brasil, entre ellas a Otto Skorzeny.

Escaló el Aconcagua y otras alturas andinas un par de veces (tenía pierna ortopédica). En 1953 escaló el Llullaillaco, descubriendo el Santuario de Altura inca, donde el antropólogo estadounidense Johan Reinhard y la arqueóloga argentina Constanza Ceruti desenterraron las Momias del Llullaillaco en 1998. Luego viajó de regreso a Alemania, donde se dedicó a la industria y tuvo alguna participación en política intentando hacer renacer el nazismo sin éxito. Falleció finalmente en Rosenheim a la edad de 66 años, defendiendo sus ideales de patriota.

Su record histórico que aun sigue invicto, destruyó:
-519 Tanques
-11 Aviones
-1.000 Vehículos
-2 Cruceros
-1 Destructor
-70 Lanchas de desembarco
-2 Lavochkin

Fuente: Wikipedia

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