sábado, 31 de enero de 2009

Transmilenio: menos buses, menos gases

Por Hernando Salazar
Bogotá es de las pocas grandes ciudades de América Latina que no tienen metro. Pero tiene Transmilenio, un sistema de autobuses rápidos que circulan por vías exclusivas y que desde 2007 recibe Certificados de no Emisión de Gases de Efecto Invernadero.

El sistema no solo ha reducido en una tercera parte los tiempos de desplazamiento de los pasajeros, sino que, según la empresa que lo administra, ha disminuido sustancialmente las emisiones de gases que provocan el calentamiento global, como el temible dióxido de carbono (CO2). "Desde su inicio el proyecto se enfocó en mover más gente con menos autobuses, en que haya una programación más técnica de rutas y mejores tecnologías para que se produzcan menos emisiones (de CO2)", le explica a BBC Mundo, Jairo Fernando Páez, gerente de Transmilenio.


Páez está orgulloso de que el sistema haya sido el primero de su género en ser certificado por Naciones Unidas (ONU) en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero. Un proyecto de transporte similar, que funciona en México, Metrobus, aún no ha sido avalado por la ONU.
En Bogotá los efectos del sistema son notorios. En esta ciudad circulan más de un millón de vehículos, 20.000 de los cuales son de transporte público.

En ese mercado, Transmilenio atiende el 25% de la demanda del transporte público de la ciudad con 1.500 grandes autobuses, mientras que 18.500 vehículos pequeños y medianos satisfacen el resto de la demanda. Es obvio que Transmilenio es mucho más eficiente que el resto del sistema, pero los propietarios de los autobuses tradicionales tienen poder político que no hace fácil su salida del mercado.

En esta ciudad, los conductores de automóviles se quejan de las congestiones viales y de ver circulando viejos autobuses que muchas veces van semivacíos. A diferencia de lo que sucede con el transporte público tradicional, los autobuses de Transmilenio no suelen ir vacíos. Por el contario, los usuarios se quejan por las incomodidades, sobre todo en las horas de mayor demanda. Pero la empresa promete mejorar la oferta de autobuses en el corto plazo.

De acuerdo con un reciente informe de desarrollo humano para Bogotá, avalado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en Bogotá sobran unos 8.000 vehículos de transporte público. Páez le subraya a BBC Mundo que, en los ocho años de operación de Transmilenio, han salido de circulación más de 6.000 autobuses viejos.

Según el funcionario, desde finales del año 2000, gracias a Transmilenio, se han dejado de emitir 1.177.000 toneladas CO2. Sin embargo, la ONU solo ha certificado la no emisión de 130.000 toneladas de CO2, lo que corresponde a 2007 y 2008. Cada tonelada de CO2 equivale a un certificado de los que están obligados a comprar países del primer mundo que hayan suscrito el Protocolo de Kyoto.

No fue fácil para Transmilenio conseguir la certificación de la ONU. La empresa sostiene que la demora se debió a que se formuló un proyecto muy específico para Colombia, que lo hacía difícilmente comparable con otros países. Pero otros expertos con los que habló BBC Mundo señalan que la ONU tenía dudas sobre la real reducción de las emisiones. Todo se debe a que la entrada en funcionamiento de cada autobús de Transmilenio implica la destrucción de varios autobuses viejos y al comienzo se presentaron problemas para cumplir las metas.

Lo cierto es que ahora la empresa le está sacando provecho económico a la venta de certificados de la ONU, que son comercializados por la Corporación Andina de Fomento y comprados en su totalidad por el gobierno de los Países Bajos. Páez cree que los 130.000 certificados le representarán a Transmilenio un poco más de un millón de dólares, los cuales se invertirán para mejorar las estaciones de pasajeros. Aunque el mercado de certificados de no emisión de gases es relativamente joven, los papeles cada vez se valorizan más.

Uno de los principales problemas que ha tenido que afrontar Transmilenio, a pesar de la reducción de emisiones, es que el diesel que usaban todos sus autobuses no era de buena calidad. Hasta comienzos de 2007 los niveles de azufre de ese diesel eran de 1.200 partes por millón.
Sin embargo, desde mediados de ese año, el diesel que usan los autobuses de Transmilenio fue reducido a tiene 350 partes de azufre por milón.

La meta, para el año 2010, es llevar el diesel a los estándares europeos, 50 partes por millón, pero ese dependerá de la Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol. Acceder a más Certificados de no Emisión de Gases Efecto Invernadero también dependerá de la entrada en funcionamiento de una nueva fase de Transmilenio en 2011, con la que se espera cubrir el 30 por ciento de la demanda de transporte público en Bogotá. Solo en el año 2011 se conocerá el diseño de lo que podría llegar a ser la primera línea del futuro metro de la capital colombiana.


Fotos: Internet
Fuente: BBC Mundo (Abreviado)

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