martes, 5 de mayo de 2009

Ovejas y vacas, aliadas para la rentabilidad

Por Mercedes Colombres LA NACION
Foto: Jorge Sosa
La UNL desarrolló un tambo integrado de ovinos y bovinos
En tiempos de crisis para la lechería, las soluciones no están tan lejos de lo que la mayoría cree. Bien lo saben en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), adonde lograron aumentar la productividad y la rentabilidad del tambo agregando ovejas al planteo productivo. "Ante un contexto difícil para los tambos, planteamos la posibilidad de integrar vacas y ovejas para aumentar la rentabilidad y de paso probar una producción nueva sin dejar de hacer lo tradicional que es la producción bovina", explicó Jorge Sosa, de la cátedra de Producción Ovina de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL, que tiene sede en Esperanza, Santa Fe.

"La idea era usar las mismas instalaciones del tambo bovino. Así, remodelamos y adaptamos el regulador de presión, el pulsador y las unidades de ordene e incorporamos un brete móvil en la fosa", explicó Sosa, que hizo la primera experiencia de tambo combinado con un productor de 40 hectáreas. Según Sosa, el sistema también sirve para aprovechar mejor las pasturas, ya que el bovino usa su franja de pastoreo y la oveja va por detrás comiendo el remanente.

Además, señaló Sosa, mientras el vacuno come tallos, gramíneas y material inerte y no come alrededor de las deyecciones; el ovino come leguminosas, hierbas tiernas, y rebrotes, controla el crecimiento de malezas y come lo que rechaza el vacuno. "Se calcula que hay entre un 8 y 15% del pastoreo que el bovino no aprovecha y se come el ovino. Obvio que ese remanente no alcanza y debe ser complementado con pastoreo adicional, silo o rollo, pero el 70% de la base alimenticia del ovino es el remanente", comentó Sosa.

Así sobre pasturas implantadas, Sosa aconseja tener un mix de 30% de ovinos y 70% de bovinos. Además de lograr una buena complementación con las vacas, los ovinos tienen otra virtud: su leche cotiza entre $ 5 y $ 6 el litro, contra los 70 centavos de la leche bovina. Por el momento, la leche producida en la zona se destina a la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja, que junto a varias facultades de la UNL, elabora los quesos de oveja De la Escuela, que incluyen quesos blandos, de pasta dura, de pasta semidura, a la pimienta y con nueces.

Dentro de este esquema, el productor no cobra inmediatamente la leche y recibe su dinero cuando la escuela vende al queso, que le da al productor el total de la venta, menos los costos.
Para Sosa, lo ideal es que productores y empresas trabajen asociados, compartiendo riesgos y utilidades. "En este modelo el productor tiene que esperar se elabore el producto y que se cobre para percibir su parte, que también es mucho mayor a la que tendría si sólo vendiese la leche. De esta manera la empresa no tiene que pagar por la leche recibida, lo cual también le genera un buen negocio porque trabaja con un producto que no le cuesta nada hasta que lo cobra", dijo Sosa.

"De cada 100 kilos de queso de oveja que se consumen en el país, 90 son importados. Hay una oportunidad. No es fácil de llevar adelante porque no se cobra mensualmente sino después de meses, pero se recibe un precio mayor", explicó Sosa, que en breve viajará a Castilla La Mancha (España) para conocer más de la producción de la zona, que produce más de 30 variedades de queso y es líder en la producción de quesos especiales.

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