miércoles, 4 de noviembre de 2009

Una iniciativa argentina en energía solar térmica

Por Rodrigo Herrera Vegas Para lanacion.com
Conocí en la feria Innovar de hace unas semanas a Martín Sánchez de 33 años, licenciado en Administración en la UBA. Estaba mostrando en un gran LCD un novedoso proyecto de energía solar como los que vimos que hacen los españoles.
Tuve luego la oportunidad de tomar un café con Martín para que me cuente en detalles este fascinante proyecto pensado de manera sustentable en prácticamente todos sus aspectos.
Martín estaba preocupado por la racionalización de electricidad aplicada al noroeste del país en las épocas de calor agobiante. Me contó que muchas fábricas debían cortar la producción para que la Capital Federal pudiera prender sus aires acondicionados. En el 2007, empezó a tratar de encontrar soluciones al problema por el lado de las energías renovables.

Primero analizó la energía fotovoltaica, pero los precios resultaron prohibitivos. La eólica tenía precios más razonables, pero la región no cuenta con vientos suficientemente fuertes o constantes. Terminó por estudiar la energía solar térmica e inspirándose en los proyectos SEGS del desierto del Mojave y en Andasol 1 en España, optando por la versión de espejos cilíndricos parabólicos como la más conveniente y comercialmente explotable. Luego de haber realizado investigaciones sobre la insolación en la Argentina, encontró una zona en la provincia de Catamarca que recibe más de 2250 kW/m2/año, una insolación con un 15 por ciento superior a los lugares donde están ubicadas las centrales termoeléctricas cilindro parabólicas solares en España.

La energía solar tiene una clara desventaja sobre otras: el sol solo brilla algunas horas por día, lo que hace difícil amortizar la turbina de vapor generadora de electricidad, uno de los componentes más costosos de la central. Para amortizar dicho equipo habría que encontrar una manera para tenerlo en funcionamiento las 24 horas del día. Si bien empleará un sistema de almacenamiento térmico en base a sales fundidas, no se puede lograr mantener el funcionamiento continuo.
"¿Dada la zona, cuál sería la alternativa más ecológica para tener prendida la turbina día y noche?" se preguntó Martín. Tanto el gas como la biomasa podrían ser opciones válidas, aunque escasos en la zona; pero Martín quedó hechizado con las celdas de hidrógeno.

La primera dificultad con la que se encontró es que en la Argentina no se genera hidrógeno a gran escala. El hidrógeno debe ser producido de una fuente renovable para asegurar mayor sustentabilidad al proyecto. Un sistema de celda de combustible que incluye un "reformador de combustible" puede utilizar el hidrógeno contenido en cualquier combustible -desde gas natural hasta etanol, e incluso gasolina-. Debido a que la celda de combustible depende de la química y no de la combustión, las emisiones de un sistema de este tipo serían mucho menores que los procesos de combustión de combustibles más limpios. Por lo tanto, se optó por el etanol que podría provenir de la caña de azúcar, un cultivo común del noroeste del país y que daría la oportunidad de reactivar dicha producción.

Tendríamos entonces una central termoeléctrica funcionando las 24 horas utilizando dos combustibles renovables: la energía solar y un biocombustible reformado a través de una celda de hidrógeno. De esta manera se evitaría la combustión, obteniendo agua destilada como único desecho. Quedaría pendiente resolver la manera de distribuir dicha energía.

Fuente: lanacion.com

2 comentarios:

  1. Hola soy de Catamarca, Cap. y me gustaria saber de que zona habla con ese porcentaje de insolación. También conozco algo de la Pcia. de La Rioja.-

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  2. Es todala información que se posee hasta el momento. Saludos

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