miércoles, 24 de julio de 2013

La Red, un continente de izquierdas

Por Guy Sorman - ABC.es
La Red, un continente de izquierdas«La Red no es ni una fuente de verdad ni una democracia, y la Wikipedia es lo contrario de la Enciclopedia de la Ilustración. Esta apropiación de la Red por parte de minorías activas no tendría importancia si la Red fuese insignificante, pero no lo es porque acaba con el papel para convertirse en la principal fuente de la información»

Internet ha creado una nueva sociedad y la Red es un continente en sí. Pero el pretender que este continente es democrático es una impostura: la Red es un campo de batalla ideológico donde las minorías organizadas y activas se imponen a la mayoría silenciosa. La Red es antidemocrática, populista, extremista y de izquierdas la mayoría de las veces. La expresión más consumada de esta toma de poder por parte de los activistas, a quienes ni la verdad ni la realidad importan, es, sin lugar a dudas, la Wikipedia. Empezando por las reseñas biográficas.

La Wikipedia es la principal fuente a la que recurre el internauta para descubrir o verificar las biografías de los hombres ilustres del pasado, y más aún de nuestros contemporáneos. Si, por ventura, conocemos de antemano lo esencial de estas biografías contemporáneas, empezando por la de uno mismo, nos quedamos estupefactos ante lo repletas de errores que están, lo sesgadas que están por el odio y lo impregnadas que están por la ideología, generalmente de izquierdas y a veces racista, de los comentaristas de la Wikipedia que también son los autores de estas rúbricas. Me permito poner mi caso como ejemplo, solo porque conozco el tema, ya que en mi biografía aparece que mis padres eran judíos y apátridas -lo que es verdad-, pero en Francia no tiene una connotación neutra: apátrida es un insulto clásico en la vida intelectual francesa.

Como mis libros están traducidos a varios idiomas, la reseña de la Wikipedia indica que «habrían sido traducidos», y ese condicional levanta una sospecha sobre algo que es, sin embargo, una verdad comprobable. Cualquier internauta puede intervenir en la Wikipedia para corregir errores... o para aportar otros; por tanto, he tratado varias veces de restablecer la realidad en mi propia reseña. Cada vez que lo hacía, un internauta restablecía el error o la sospecha una hora después de mi intervención. En varias ocasiones, he sustituido el «habrían sido traducidos» por «han sido traducidos», en vano. Cual diablillo encaramado en mi hombro, algún internauta anónimo volvía a poner al instante el verbo en condicional.

Algunos, por apego a su buena reputación, o a veces por vanidad, renuncian a corregir la Wikipedia y crean su propio sitio personal, que propone a los internautas una biografía alternativa. Pero como la Wikipedia es el más consultado, es el que aparece en cabeza de la clasificación, mientras que el sitio autónomo se verá relegado a los infiernos por cualquier motor de búsqueda: no es fácil escapar de la trampa de la Wikipedia que impone su verdad sesgada. Por eso, le pregunté en Nueva York a Jimmy Wales, el fundador de la Wikipedia, por qué las biografías estaban repletas de errores y de juicios llenos de odio. Jimmy Wales no niega el carácter «inestable» de las biografías, «sobre todo para los vivos», precisa. El hecho de estar vivo y activo moviliza a los adversarios, que siempre intervienen en mayor número en internet que los amigos y los partidarios. Si estamos de acuerdo con tal o cual autor o persona pública, es raro que vayamos a la Red para manifestar nuestro apoyo, mientras que los adversarios tienen el tiempo y la ira para hacerlo. «Cuando estamos muertos», me tranquiliza Jimmy Wales, «las biografías se estabilizan y se vuelven más objetivas»; en definitiva, basta con esperar.

Los temas de actualidad también son objeto de controversias y sufren el sesgo de comentaristas comprometidos. Hace poco hice una consulta sobre «la enfermedad de los fresnos», preocupado por los míos, ya que estos árboles corren el riesgo de desaparecer en Europa, devorados por un coleóptero, igual que, hace treinta años, murieron los olmos. La Wikipedia en francés menciona este insecto, pero atribuye su proliferación a unas causas que parecen más ideológicas que científicas: la globalización, los organismos genéticamente modificados y el calentamiento climático, es decir, la trilogía diabólica de los ecologistas y de los neomarxistas. En inglés, la ficha de la Wikipedia no menciona ninguna de estas razones, lo que refleja unas relaciones de fuerza políticas diferentes en Europa y en EE.UU.

Otro ejemplo: al tratar de escribir algunas referencias sobre la Revolución Verde en India para escribir un ensayo económico, descubrí con estupor que, según la mayoría de los sitios web, esta fue supuestamente concebida por fundaciones estadounidenses (Ford) y, por lo tanto, presuntamente para desestabilizar la sociedad india, al dar lugar a nuevas desigualdades sociales y a la aparición de barrios de chabolas (sic). No se dice en esos sitios -la Wikipedia en particular- que, gracias a la Revolución Verde, la gente ya no se muere de hambre en India, ni que el país se ha convertido en exportador de arroz.

Es verdad que la Revolución Verde, al mejorar la productividad agrícola, desplazó a los agricultores hacia los empleos industriales. Pero ¿no es esa la senda hacia cualquier tipo de crecimiento? Sin duda alguna habría sido mejor, según nuestros internautas, que el campesino indio siguiese encorvado sobre su parcela y se muriese de hambre en vez de entrar en el ciclo del desarrollo económico. Adivinamos qué ideología se encuentra detrás de esta interpretación deshonesta de la Revolución Verde: la Red se encuentra en manos de los biempensantes «antiglobalización» y anticapitalistas, enfadados con nuestra época y con lo que se ha dado en llamar Progreso. Para estos ideólogos modernos, la Red es un refugio, una sociedad alternativa que dominan a salvo de cualquier control democrático y lejos de la realidad.

Bastaría, ¿no es cierto?, con que los liberales (un término empleado aquí de forma genérica para designar a los partidarios del Estado de Derecho y de la economía real) interviniesen en la Red con la misma frecuencia que sus adversarios para restablecer no la verdad, pero sí al menos un equilibrio y una libertad de elección para el lector. Pero los liberales no tienen tiempo para hacerlo porque están inmersos en unas actividades productivas que les impiden pasar el día en internet.

Por lo general, los de izquierdas y otros extremistas ejercen en la sociedad unas funciones que les permiten vivir en lo virtual, o no ejercen ninguna, y la asimetría ideológica en la Red es un reflejo de esta asimetría social. Por otra parte, los liberales tienden a ver en la Red un espacio puramente funcional.

Pero la Red no es solo funcional porque determina las ideas recibidas, más decisivas que los hechos y las pruebas. La Red no es ni una fuente de verdad ni una democracia, y la Wikipedia es lo contrario de la Enciclopedia de la Ilustración. Esta apropiación de la Red por parte de minorías activas no tendría importancia si la Red fuese insignificante, pero no lo es porque acaba con el papel para convertirse en la principal fuente de la información. Existe, por tanto, una auténtica batalla de la Red y, por el momento, los liberales se dejan manejar.

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