miércoles, 7 de agosto de 2013

El peligro de la ‘sino-dependencia’ y la reprimarización

agriculturaPor Luis Esteban G. Manrique
(Especial para Infolatam).- Durante casi todo el siglo XX, se decía –con toda justificación– que “cuando EE UU, se resfría, América Latina coge una pulmonía”. Una recesión en el gigante del Norte se traducía casi invariablemente al sur del río Grande en desplomes generalizados de su crecimiento, devaluaciones competitivas en cadena y una larga serie de calamidades, desde el aumento del desempleo a la inestabilidad política.

Las claves
  • Argentina y Brasil han elevado sus barreras proteccionistas, generalizadamente en el caso argentino y puntuales en el brasileño. México, en cambio, incentiva a sus industrias para que se integren en cadenas productivas globales.
  • A medida que la economía china se desacelera, la cotización de los metales cae un nuevo peldaño. Desde enero, el precio del oro ha bajado un 13,2%, la plata 23,6% y el cobre 7,7%.
  • Dilma Rousseff, urgió al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, a reanudar las negociaciones. Barroso le hizo notar que el problema era Argentina. “De eso me encargo yo”, contestó Rousseff. Su optimismo fue excesivo.
Para diversos países latinoamericanos ese papel lo ha pasado a ocupar China. Cada nueva señal negativa que procede del gigante asiático tiene el efecto de tormenta tropical en la región. A medida que la economía china se desacelera, la cotización de los metales cae un nuevo peldaño. Desde enero, el precio del oro ha bajado un 13,2%, la plata 23,6% y el cobre 7,7%. Desde sus respectivos picos alcanzados en 2011, el precio del cobre ha caído un 35%, el de mineral de hierro un 40% y el oro un 36%.
No es casual. Según cifras oficiales, la economía china crecerá este año el 7,5%, la tasa más baja en 23 años. Esa cifra es alta para los estándares mundiales –EE UU, por ejemplo, crecerá un 1,7% mientras que la zona euro se contraerá un 0,6%–, pero revela una tendencia a la baja sostenida: el PIB chino ha caído en 11 de los últimos 13 trimestres.

Todo ello es una mala noticia para los exportadores de materias primas que se preocuparon poco por desarrollar su industria manufacturera o aumentar sus servicios exportables. El boom de los bienes primarios explica en gran parte que desde 2003 América Latina haya duplicado su participación en el PIB global, hasta el 8% actual. Según estimaciones del FMI, las ‘commodities’ han añadido un 15% al crecimiento del PIB anual regional en la última década.

Pero la ‘reprimarización’ ha agravado los riesgos de la ‘sino-dependencia’. Los bienes primarios representan el 63% de las importaciones chinas de la región. Según la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2001/2002 las materias primas representaban el 27,2% del total de sus exportaciones. En 2010, en cambio, eran el 42,4%.

En 2002, la industria suponía el 18% del PIB. En 2010 era el 17%. “Si los precios de las materias primas vuelven a niveles de 2003, habrá un deterioro de la cuenta corriente tan brutal como en la crisis de la deuda de 1982”, advierte el economista chileno Gabriel Palma, profesor en la Universidad de Cambridge, porque estancaría la inversión y el crecimiento, aumentaría el desempleo y la escasez de divisas.

Esa tendencia es por ahora incipiente, pero puede empeorar si se cumplen las previsiones más pesimitas sobre China. De hecho, el índice de materias primas DJ-UBS, que sigue el desempeño de 22 bienes básicos, cayó el 10,5% en la primera mitad de 2013. Muchos analistas creen que el boom de la década prodigiosa ya pasó. Entre otras cosas porque unos consumidores excesivamente endeudados han comenzado a frenar su afán comprador.

En lo que va de año, la bolsa de valores de Lima, muy dependiente de los metales, ha acumulado una pérdida del 24% y la de Sao Paulo un 25%. Brasil crecerá este año un 2,3%, frente al 3,1% estimado en abril. En el primer semestre, la rentabilidad de los fondos de inversión especializados en América Latina cayó un 17% de media, tras haber alcanzado rentabilidades medias del 16,7% a lo largo de la pasada década.

Señales de alarma en la minería

El petróleo y la soja escapan por ahora de la tendencia bajista. No es el caso de los metales, la principal exportación de los países andinos.

Son, por ejemplo, el 57% de las exportaciones peruanas. El oro y el cobre suponen el 75% del total. El petróleo representa el 97% de las venezolanas. Las materias primas, en su conjunto, son más del 80% de las exportaciones de Colombia y solo un poco menos de las argentinas. Las de Chile y Brasil rondan el 60%. Entre enero y abril, la facturación minera peruana bajó un 16,4% respecto al mismo periodo el 2012, de 8.800 millones a 7.400 millones de dólares.

Ello explica que el valor en bolsa de la minera brasileña Vale haya caído un 45% desde 2011. Chile y Perú destinan alrededor de un tercio de su producción cuprífera a China. Entre enero y abril, la facturación minera peruana bajó un 16,4% respecto al mismo periodo el 2012, de 8.800 millones a 7.400 millones de dólares.


Esa caída está afectando a la recaudación tributaria, la balanza por cuenta corriente y la balanza comercial de los países suramericanos. Las proyecciones del crecimiento del Perú para este año ya han bajado al 4,4%, frente a las previsiones oficiales del 6,1%. En Chile, el mayor productor mundial de cobre (con 5,5 millones de toneladas el año pasado), el sector representa el 13% del PIB y el 60% de sus exportaciones. La minería absorbe además el 49% de la inversión extranjera directa que recibe el país, unos 15.000 millones de dólares en 2012.

Pero según Peter Beaven, presidente de BHP Billiton Cobre, que produjo 1,31 millones de toneladas de cobre en Chile el año pasado, los costes de producción nacionales aumentaron un 45% entre 2007 y 2012, mientras que solo lo hicieron un 25% en otros países mineros. La productividad del sector ha caído un 30% desde 2004 por falta de agua y energía suficientes.

El precio de la electricidad en Chile ha subido un 11% al año desde 2000. El gobierno de Santiago estima que la industria minera necesitará un 68% más de energía hacia 2020. La ampliación de la mina de cobre Andina en Valparaíso, un proyecto de 6.800 millones de dólares de la minera estatal Codelco para triplicar su producción, está siendo cuestionada por organizaciones ecologistas, que denuncian que podría afectar a 26 glaciares y poner en riesgo el suministro de agua potable de Santiago y Valparaíso.
Una dato ilustrativo de las bajas expectativas del sector es la drástica caída de la demanda de equipos industriales para minería de gigantes como BHP Billiton, Río Tinto, Anglo American o Xstrata, que ha impactado en las ventas de fabricantes como Atlas Copco, cuyas ventas en el primer trimestre cayeron un 15% en relación al mismo periodo de 2011.

Vender Brasil, comprar México

Desde 2003, los altos precios de las materias primas permitieron a los gobiernos regionales financiar programas sociales e infraestructuras. Pero Alejandro Werner, economista-jefe para América Latina y el Caribe del FMI, advierte que “las condiciones externas favorables no durarán por siempre”.
Si los llamados ‘superciclos’ de las materias primas duran una media de 30 años, la región se encontraría en medio del ciclo actual, algo que debería aprovechar para diversificar su tejido productivo y acercarse más al modelo mexicano.

Argentina y Brasil han elevado sus barreras proteccionistas, generalizadamente en el caso argentino y puntuales en el brasileño. México, en cambio, incentiva a sus industrias para que se integren en cadenas productivas globales. De hecho, el modelo mexicano está demostrando una gran fortaleza tras 17 años de estabilidad macroeconómica, baja inflación, deuda manejable y una creciente competitividad de su industria manufacturera. Debido al encarecimiento de la mano de obra china, México ha recuperado terreno para sus exportaciones en el mercado de EE UU
En 1990, el comercio exterior representaba el 17,5% del PIB mexicano. Hoy esa cifra es del 61%, frente al 20% del Brasil. El 80% de las exportaciones mexicanas son productos manufacturados. Debido al encarecimiento de la mano de obra china, México ha recuperado terreno para sus exportaciones en el mercado de EE UU (78% del total) mientras la desaceleración china ha arrastrado a Brasil.
En cierto modo, Brasil está experimentando un “regreso a la normalidad”. Desde 1980, su crecimiento medio ha sido del 2,5% anual, exceptuando los periodos que presenciaron fuertes aumentos del precio de las materias primas.

La Confederación Nacional de la Industria brasileña ha advertido al gobierno que el país corre el riesgo de perder más espacio en los mercados mundiales si no busca nuevas socios comerciales. La Federación de Industrias de São Paulo ha propuesto incluso librarse de “la camisa de fuerza” de Mercosur, rebajándolo de unión aduanera a una mera zona de libre comercio, sosteniendo que Brasil no va a concluir ningún acuerdo con nadie mientras tenga como socios a Argentina y Venezuela.

Mercosur lleva 14 años negociando un tratado de libre comercio con la UE. Hace unos meses, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, urgió al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, a reanudar las negociaciones. Barroso le hizo notar que el problema era Argentina. “De eso me encargo yo”, contestó Rousseff. Su optimismo fue excesivo. En una de sus últimas reuniones con la presidenta argentina, Cristina Fernández, se topó contra un muro. En Wall Street aseguran que quienes ganaron en los últimos tres años lo hicieron vendiendo Brasil y comprando México.

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