jueves, 19 de junio de 2014

Sigue fuera de control la tradicional feria de San Telmo

Por Valeria Musse  | LA NACION
Los puesteros ocupan cinco cuadras más de lo permitido; el gobierno quiere censarlos y mudarlos




La invasión de vendedores ilegales en la calle Defensa, que estiró más allá de los límites habilitados la tradicional feria de San Telmo y la inundó de productos industrializados de dudosa procedencia, es el foco de las críticas de los históricos anticuarios de la zona, que denuncian caídas en sus ventas por la proliferación de puestos callejeros y la competencia desleal.

Los feriantes pueden ocupar las veredas entre la Plaza de Mayo y la calle Chile los domingos entre las 9 y las 20. Pero los puestos llegan mucho más allá, hasta la avenida San Juan. En un intento de limitar la venta ilegal y ordenar el caos, el Ministerio de Espacio Público comenzó a censar a los manteros que se instalan en las cinco cuadras excedentes, para reubicarlos. Los puesteros se resisten a abandonar el lugar.

Mientras, los lugareños sienten que el espacio fue "usurpado". Dijo el vecino Edio Bassi: "El barrio se convirtió en un mercado persa. Los comerciantes de las galerías quedaron aislados. Las veredas fueron tomadas. Es muy decadente".

En diciembre de 2011, la ley 4121 habilitó el funcionamiento de cinco ferias en San Telmo, que se sumaron a las históricas de la plaza Dorrego y el pasaje San Lorenzo. Una de las zonas habilitaciones está en Defensa, entre el 50 y el 600 inclusive. Lo que había nacido por la ocupación de hecho fue autorizado por la Legislatura porteña. Y, al menos en ese tramo, se generó un ambiente regulado.

Pero el importante movimiento de vecinos y turistas en la zona hizo que los puestos proliferaran y coparan las veredas casi hasta San Juan. Como en tantas otras zonas de la Capital, los manteros se despliegan donde quieren, incluso en las ochavas. Así, los fines de semana la calle Defensa luce una imagen caótica.
Juan Carlos Maugeri, de la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo, es uno de los más enconados enemigos de la feria ilegal: "Les dieron la ley luego de que usurparan, pero no se conformaron y ahora ocupan el resto de la calle, que no está habilitada", dijo a LA NACION en su local de Defensa al 800.

"Estamos hartos, nos estamos hundiendo. No sólo porque ya cerró el 50 por ciento de los locales, sino porque, como vecinos, no podemos disfrutar de nuestro barrio y los domingos nos terminamos yendo."
Puesteros y comerciantes coinciden: la extensión de la feria sobre Defensa más allá de Chile es ilegal.
"Sabemos que hay que ordenar el espacio público y que estamos en un lugar no permitido. Por eso pedimos que se amplíe la ley 4121", dijo a LA NACION Gabriela Olguín, delegada de la cooperativa El Adoquín, que agrupa a 296 puesteros que ocupan cuatro de las conflictivas cuadras, desde la avenida Independencia.
Aunque saben que están al tanto de su situación irregular, los manteros decidieron en asamblea que permanecerán sobre esa calle. "A nuestra manera, intentamos reordenar el lugar. Les cambiamos el paño a quienes revendían para defender a los artesanos. Pero no queremos mudarnos", afirmó Olguín.

Reubicación

El mes pasado la Ciudad anunció un plan para recuperar el casco histórico de San Telmo, que incluye el reordenamiento de la calle Defensa. Explicó a LA NACION el subsecretario de Uso del Espacio Público porteño, Patricio Di Stéfano: "Ya iniciamos el proceso y liberamos algunos metros de esa calle, casi en San Juan".

Para reorganizar la cuestionada feria los inspectores recorren los puestos y censan a los vendedores. Primero, cotejan que, de acuerdo con la reglamentación, sólo vendan manualidades y artesanías y no artículos de reventa, lo que está prohibido; luego, a los que cumplen con los requisitos les ofrecen reubicarlos en las seis cuadras permitidas.

Aunque Di Stéfano dijo que "de a poco, cada fin de semana algunos puesteros admiten la mudanza", la delegada de El Adoquín asegura que ninguno de sus pares aceptó irse.

Olguín explicó: "Es muy difícil regularizar la situación sin dejar a gente en la calle. Esos lugares que nos ofrecen a cambio de expulsarnos quedan a disposición porque están sacando a la gente que revende productos industrializados. Nosotros, en cambio, buscamos la forma de que no se queden sin trabajo".
Frente al puesto de Gustavo Suárez transitaban dos inspectores que recorrían el tramo legal de la feria. Minutos antes, esos funcionarios le habían indicado a un hombre que vendía vuvuzelas albicelestes que debía retirarse del lugar. "Está bien que controlen. El tema es dónde van a poner a los que traigan del otro lado", dijo a LA NACION Suárez, que hace cinco años instaló su puesto de artesanías de alpaca en Defensa.

Baches y empedrado

El empedrado de la calle Defensa remite a una Buenos Aires de otros tiempos. Hoy -a pesar de la proliferación de vendedores de baratijas- caminar por la tradicional feria suele ser los domingos una actividad obligada para los turistas. Claro que el disfrute de aquellos que caminan los fines de semana por ese histórico empedrado se transforma en el sufrimiento de automovilistas durante la semana. El empedrado, además de histórico, merece estar bien conservado. O, al menos, sin baches y sin pozos..

Del editor: cómo sigue. El gobierno se enfrentará a una situación en la que cualquier decisión que tome será cuestionada por la parte que se considere perjudicada.

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