jueves, 18 de septiembre de 2014

China y Argentina: oportunidades y desafíos de una relación desigual

Por Silvina Heguy - Diario Clarín

Soja; ahora también sorgo y alfalfa; madera; lana; leche y quizás más carne –si el Gobierno permite a los productores exportarla– a cambio de una gigantesca inversión y la obra para resucitar más de mil kilómetros de vías desde el Norte y el Oeste hacia los puertos del Paraná y del Pacífico chileno para enviar estas materias primas hacia el exterior. A diez años del lanzamiento de la relación estratégica con China, esta semana llega a Buenos Aires en su primera visita el presidente Xi Jinping con el objetivo de profundizar el lazo bilateral y los anuncios -que están terminando de cerrar ambas cancillerías- se centran básicamente en la receta de recursos naturales por inversión y que lleva al país nuevamente a su rol de granero pero en su versión siglo XXI, esta vez, de Asia.

China es el segundo socio comercial de Argentina, sólo lo supera Brasil, y con Buenos Aires hace negocios por 14 mil millones de dólares anuales. Desde 2009, el saldo comercial es a favor de Beijing en soja y sus derivados, granos y leche a cambio de productos manufacturados, la mayoría partes para armar electrodomésticos y motitos que se ensamblan en Tierra del Fuego. Fue en 2004 que el ex presidente Néstor Kirchner y su par Hu Jintao declararon estratégica la relación entre ambos países en medio del famoso “cuento chino”, el rumor generado en la Rosada de que Beijing enviaría 20 mil millones de dólares, lo que fue desmentido por el gobierno asiático. Desde ese momento, el modelo argentino frente a China se fue “primarizando”, es decir se volcó a la producción de materias primas, señalan los analistas consultados y algunos lo compara con la relación con Gran Bretaña a fines del siglo XIX: granos y ferrocarriles suenan a demasiada coincidencia.

Lo cierto es que frente a la ventanilla de las oportunidades chinas los especialistas advierten que Argentina no actúa como debiera. China dejó su estrategia frente a la región en claro cuando en 2008 lanzó su “Libro Blanco sobre América Latina”, donde planteó la complementariedad como eje de la relación. Energía, alimentos y minerales a cambio de inversiones en infraestructura, muchas de logística para bajar costos en el transporte de estos productos. El anuncio de la inversión de U$S 2.470 millones en obras y material para el Belgrano Cargas que se hará el viernes es un ejemplo, como también el de los dos acueductos que se construirán en Entre Ríos, obra que regará tierras para producir arroz.

“Es una relación asimétrica, pero el tamaño diferente de los países no implica que la desigualdad tiene que persistir. Está siempre en el de menor tamaño poner condiciones para achicar la brecha”, señala Carlos Moneta, especialista en la relación entre la región asiática y América Latina. Ante la demanda de materia prima, no es necesaria la postergación de la industrialización argentina, explica. “La solución es agregar valor tecnológico como hizo Chile con el salmón que le agregó packaging, y pensar una estrategia de venta a 20 años”.

En que la demanda china de soja en el futuro está asegurada, coinciden todos, pero es verdad que el país asiático desde 2009 ha comenzado a construir fábricas para agregarle valor a la oleaginosa y hacer aceite, por ejemplo, lo que la pone a competir con Argentina. También la reciente compra del 51% de la semillera Nidera por Cofco, de capitales chinos, prendió la luz de alerta: también procura asegurarse la cadena de producción.

Desde la Cámara de Comercio Argentino China coinciden en que en el país con la segunda economía del mundo, y en plena transformación, hay espacios para conquistar. De sus 1.300 millones de habitantes, la mitad ya viven en zonas urbanas y, de ellos, 300 millones son clase media. “ El desafío es tratar de venderles a ellos, que son consumidores que buscan productos de buena calidad. Por ejemplo hay un mercado para zapatos de cuero argentinos, pero hay otros países intentando hacerlo”, señala Ernesto Fernández Taboada, director de la Cámara. El mercado es difícil para las empresas pequeñas y medianas argentinas y “nos falta un empujón, que puede ser a través de la formación de consorcios de exportación. Es decir la unión de varias empresas que fabrican algo parecido y se asocian para vender a China”, propone el dirigente de la asociación que el sábado hará un encuentro entre los 150 empresarios chinos que vienen con el presidente Xi y 300 pares argentinos.

“En política exterior, Argentina no tiene claro qué quiere. La relación con China está capturada por la coyuntura interna y, en el fondo, el país no tiene una dependencia tan marcada porque cuando China suspendió la exportación de aceite de soja se la vendimos a India. No es una neodependencia como la de Africa”, indica Mariano Turzi, de la Universidad Di Tella.

La advertencia también la hizo Cristina Kirchner cuando, en 2008, visitó China. “Argentina no puede seguir con el 82% de sus exportaciones a China en cuatro productos de escaso valor agregado”, dijo. A seis años de esas palabras, poco se cambió.

1 comentario:

  1. Aviven a los Argentinos que los chinos está poniendo una base ELINT (inteligencia electrónica) y nos solo para rastrear "naves espaciales" los gobernates lo saben y son complices de traición a occidente, despúes no te sacas a los chinos de encima nunca más.

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