domingo, 17 de mayo de 2015

Gran oportunidad para el desarrollo sostenible

Por Alejandro Díaz - Clarin.com

El acceso a la energía es un tema clave en cualquier país del mundo. De su disponibilidad  depende no sólo la posibilidad de que los ciudadanos puedan transportarse, cocinar o calefaccionarse, entre otras cosas, sino que las principales industrias puedan disponer de un insumo básico para sus  ciclos productivos y por lo tanto puedan cumplir con su rol primordial, el de generar empleo de calidad y bienes de consumo y durables. Por otra parte la suficiente disponibilidad  del mismo representa un activo estratégico con gran significativa geopolítica.

Según un estudio de la EIA -Agencia de Información de Energía de los Estados Unidos- realizado en 2014, la Argentina se encuentra ubicada en el segundo puesto de la lista de países poseedores de los mayores recursos técnicamente recuperables en lo que hace al gas almacenado en las rocas generadoras (shale), justo por detrás de China, y en el tercer puesto cuando se refieren a potenciales reservas de petróleo no convencional.

En los Estados Unidos se vienen explotando este tipo de formaciones con resultados exitosos desde hace más de 10 años, cambiando su paradigma energético en pos del autoabastecimiento tan ansiado, permitiendo reducir considerablemente las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Actualmente, nuestro país está atravesando la etapa exploratoria y la expectativa es enorme, tanto en lo que hace al sector energético en lo particular, como a la economía nacional y a las economías regionales en su conjunto. Sin embargo, hay un factor clave y es el financiamiento necesario para desarrollar la actividad en nuestro país.

Hoy, para avanzar en esta industria, está estimado que serán necesarios  al menos USD 16.000 millones por año, que pueden ser aportados -como ocurre en la mayoría de los países con petróleo-  desde el sector privado, en la medida que no solo las condiciones internacional lo permitan, llámese el valor de los commodities petroleros, como disponer de los requerimientos a nivel local que permitan explorar de manera sostenida, aprovechando las oportunidades disponibles. Para ello es necesario un sector público comprometido en definir un marco regulatorio donde los intereses de los estados nacional, provinciales y municipales se armonicen respetando sus autonomías, pero permitiendo que la renta energética esté adecuada y justamente distribuida y balanceada entre todos los actores.

Hay que tener en cuenta también, que la Argentina compite por la llegada de esas inversiones con otros países con capacidad para desarrollar los hidrocarburos no convencionales. Algunos ejemplos son Polonia, Australia, Rusia, Reino Unido, México, Sudáfrica y Arabia Saudita. Si bien hoy la Argentina aparece como el mercado más prometedor de aquellos con alto potencial, debemos destacarnos para que las inversiones se generen en nuestro país antes que en otros lugares del mundo, debemos garantizar que tales condiciones y requisitos de exploración lo permitan.

Los especialistas reconocen 8 factores críticos para el desarrollo de estos recursos, que son:
1. el tamaño de los recursos potenciales,
2. el régimen fiscal habilitante,
3. la geología,
4. el acceso terrestre y la operatividad,
5. el desarrollo del sector de servicios de soporte para no convencionales,
6. la red de distribución de petróleo y gas,
7. la competencia en el sector de recursos convencionales y otros y
8. los recursos humanos calificados.

Debe existir la posibilidad y agilidad de tomar las decisiones adecuadas respecto a estos ocho factores para lograr un desarrollo exitoso.  Para poner en perspectiva lo que implica pensar Vaca Muerta integralmente —y realizar la pertinente toma de decisiones en temas clave— según datos de la consultora Accenture, el uso del 28% de Vaca Muerta sería equivalente a 83 años de exportación de soja en la Argentina. Así, vale la pena pensar un modelo de desarrollo que contemple la participación y el diálogo articulado entre todos los actores involucrados en este desarrollo. Sin duda, nuestros recursos no convencionales representan una oportunidad. Solo con su aprovechamiento eficiente y responsable podremos convertirlos en riqueza y desarrollo para todos los argentinos.
Alejandro Díaz es CEO de AmCham Argentina

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