jueves, 10 de agosto de 2017

Presentaron un dispositivo que permite medir la glucemia sin pinchazos.

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(La Nación) Beneficiaría a más de 500.000 diabéticos que tienen que monitorear sus niveles de azúcar varias veces por día.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) acaba de aprobar un sistema de monitoreo de glucosa en sangre para chicos y adultos con diabetes que permite olvidarse de los molestos pinchazos en la yema de los dedos y las tiras reactivas.

Se estima que en el país uno de cada diez adultos padece esta enfermedad, que exige hacer controles muchas veces por día para un manejo adecuado del trastorno, principalmente entre los que están bajo tratamiento intensivo con insulina. Sin embargo, cuatro de cada diez pacientes no se miden la glucosa con la frecuencia recomendada por su médico por aversión al pinchazo, por incomodidad, olvidos o hartazgo. Esta herramienta, llamada Free Style Libre y que ya se comercializa en 30 países del mundo, ofrece una alternativa indolora.

El sistema consiste en un sensor pequeño, redondeado, aproximadamente del tamaño de una moneda de dos pesos, que se coloca en el brazo y que, minuto a minuto, mide la glucosa en líquido intersticial mediante un pequeño filamento que se encuentra colocado justo debajo de la piel y se mantiene en el lugar unido a un pequeño parche adhesivo.

Con sólo acercar el lector -un dispositivo similar a un pequeño celular, a unos cuatro centímetros del sensor- se "escanea" automáticamente el dato en menos de un segundo, sin provocar dolor. Y lo más importante: además de la medición momentánea arroja un historial de los niveles de glucosa a lo largo del tiempo.

"Éste es un dispositivo que les sirve a los diabéticos tipo 1 y a los tipo 2 que necesitan tratamiento intensivo de insulina -explica el doctor León Litwak, ex presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes y miembro del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires-. Son aproximadamente 500.000 pacientes en total. Se trata de un avance importante, porque el dolor y las molestias asociadas con el sistema de pinchar los dedos lamentablemente determinan que los controles en algunos pacientes se realicen con menor frecuencia que la ideal, y eso va en detrimento del manejo óptimo de su enfermedad."

En la actualidad, se calcula que después de siete años la mayoría de las personas dejan de medirse con la asiduidad conveniente y que el 60 por ciento de las personas con diabetes no alcanza los objetivos de control glucémico recomendados. "Esto es lo que uno soñaba para sus pacientes-dice Litwak-. Es una buena noticia que ahora dispongan de una herramienta amigable para controlar su enfermedad. De un vistazo tienen 70 u 80 glucemias por día y además el sistema guarda los datos de los últimos tres meses."

El especialista, sin embargo, aclara que todavía hay que verificar en la práctica la certeza del dato. "Se calcula que puede haber un 10% de error en comparación con el sistema digital -destaca-, pero esto no es decisivo en el tratamiento."

"Me pincho el dedo entre cuatro y seis veces diarias y hago las correcciones necesarias con alimentos, actividad física y/o medicación. Pero me genera ansiedad no saber dónde estoy parada entre monitoreo y monitoreo", dice Adriana Angelina, que tiene diabetes desde hace 35 años y preside la Asociación Civil de Diabetes Argentina (ADA).

Para la paciente, este sistema representa un avance, entre otras cosas porque le permite identificar tendencias y registrar hipoglucemias que pueden pasar inadvertidas.

Litwak coincide: "Uno se sienta con el paciente y analiza en la computadora los registros para ajustar el tratamiento". Y agrega: "No es la panacea, es el comienzo de un nuevo sistema de control de la glucemia que seguramente se irá mejorando y que les sirve a los que reciben tratamiento intensivo con insulina. Los que tienen diabetes tipo 2 y sólo necesitan una aplicación de insulina por día seguirán con el sistema digital".

El sensor, que se coloca en el brazo, dura alrededor de 14 días; es resistente al agua y puede sumergirse hasta un metro. Permite realizar una cantidad ilimitada de mediciones diarias mediante un escaneo indoloro que toma un segundo. Se estima que el sensor costará unos 1100 pesos y el lector, otros 1100. Se espera que a la brevedad, igual que éstas, sea cubierto por la seguridad social.

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