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jueves, 13 de octubre de 2016

Desembarca nuevo jefe británico en las Islas Malvinas

Barry Rowlan tiene 55 años, es apartidario y posee un master en administración de la Universidad de Durham. (foto: gentileza Chronicle Live)Por SEBASTIÁN D. PENELLI - Ambito.com
Barry Rowlan tiene 55 años, es apartidario y posee un master en administración de la Universidad de Durham. (foto: gentileza Chronicle Live).
A casi cuatro meses del triunfo del Brexit en el Reino Unido, el gobierno inglés que mantiene el control de las Islas Malvinas anunció el desembarco del nuevo jefe ejecutivo del archipiélago, Barry Rowland. "Viene de las islas del norte de Inglaterra y lleva más de 30 años de experiencia en el sector público, con 15 años de los que estar en una serie de funciones corporativas con responsabilidades de alta dirección", aseguraron las autoridades británicas, según pudo saber ámbito.com. 

El cargo público más reciente de Rowland fue director ejecutivo en un triunvirato al frente del Consejo del Condado de Northumberland. Northumberland es una región rural, ubicada en la frontera norte con Escocia, y famosa por las grandes llanuras montañosas, los castillos medievales y el uso de la gaita. Tiene unos 307.000 habitantes, casi 100 veces menos que la población isleña del sur argentino. "Rowland ha mejorado los servicios públicos y tenía una amplia gama de responsabilidades, incluyendo la seguridad ciudadana, contra incendios y rescates, la planificación y el desarrollo, la técnica y los servicios de primera línea", sostuvieron los ingleses en un comunicado oficial, : en referencia al agua potable, la luz y el gas, entre otros. Por esta posición recibió un salario anual que rondó los u$s 178.566.

El cargo anterior fue de presidente ejecutivo del municipio de Newcastle. Allí, según los kelpers, dirigió "el desarrollo económico de la ciudad, la renovación urbana y social". Ingresó en 1979 como aprendiz de administración y permaneció en el ayuntamiento más de 30 años hasta llegar a ser el intendente en 2009. Fue protagonista de una ola privatizadora de servicios que dominó la comuna, célebre en el auge del neoliberalismo en épocas de Margaret Thatcher. Desde ese puesto, "estableció una fuerte relación con el sector privado y trabajó en estrecha colaboración con las principales instituciones del sector público para ofrecer planes a la ciudad". Sin embargo, es apartidista. En el Reino Unnido se lo define como un "administrador".

El nuevo funcionario llega con el objetivo de conseguir la viabilidad económica de las Islas, luego que el Brexit dejara a los kelpers al borde de la quiebra por la caída de los beneficios contratos con Comunidad Europea, en materia pesquera e hidrocarburífera.

En 2012, Rowland renunció en Newcastle después de un enfrentamiento público con el jefe Consejo local, Nick Forbes. "La partida de Barry Rowland se produjo tras meses de escenas de tensión ocultas con los líderes políticos (del propio Consejo) que culminaron en una revisión independiente", afirmó en ese momento la prensa británica. Según los medios, un informe de gestión interno, denominado "Peer Challenge report", detectó que "las aspiraciones políticas del nuevo líder laborista (por Forbes) no habían sido objeto de seguimiento por los funcionarios del Consejo". Ese documento enfureció a sus detractores.

El periódico The Guardian publicó por esos días que Forbes forzó el desplazamiento Rowland por que buscaba "reinventar el concepto de servicios públicos en el siglo XXI, de una manera que coincida con los valores de la igualdad y la equidad, contratando cooperativas y nuevos modelos de prestación que protejan los servicios públicos esenciales de las fuerzas destructivas de la competencia en el mercado". 

En ese marco, Forbes acusó a Rowland de ser un burócrata. "El Consejo ha tenido demasiadas prioridades en los últimos años, lo que provocó que se vaya de foco y se haga lento para responder a las necesidades de la gente, por lo que vamos a introducir una nueva estructura de gobierno político diseñado en acelerar la toma de decisiones y aumentar la responsabilidad política para cada uno", escribió el jefe del Consejo de Newcastle al despedirlo. Tras el escándalo, se fue de común acuerdo, con una indemnización de u$s 263.362. 

"También tuvo responsabilidades más amplias en todo el noreste de Inglaterra para el transporte, incluyendo el desarrollo del ferrocarril y el metro subterráneo", agregaron los kelpers al anuciar su arribo. 

Pero hay otra mancha en su currículum. En 2011 ocupó la primera plana de los diarios ingleses después de ser atrapado por exceso de velocidad por una cámara de control colocada por su propio gobierno.

El nuevo "Chief" de las Malvinas está casado con Lynne, que según se dijo, se instalará junto a él desde fin de año. Sus cuatro hijos mayores permanecerán en Inglaterra. Su objetivo será coordinar la tarea de los ministros consejeros y asistirá a los proyectos de los legisladores kelpers. Reemplazará a Keith Padgett, que se retira después de cinco años al frente del Consejo. El nuevo jefe fue seleccionado por el gobernador Colin Roberts tras entrevistar a cinco candidatos. Cobrará unos u$s 78.886 por su nuevo trabajo.

Al pisar el suelo isleño en disputa entre Inglaterra y la Argentina, el 3 de octubre pasado, Rowland hizo sus primeras declaraciones públicas. "Quedé encantado con la calidez y el espíritu de la gente que encontré y espero trabajar con interés en esta gestión, junto con los residentes y la comunidad empresarial durante los próximos años, hacia la construcción de un fuerte servicio público que pueda servir a la comunidad de las Islas Malvinas de ahora en más y en el futuro, y la creación de una economía sustentable más fuerte y mejorar la calidad de vida".

miércoles, 5 de octubre de 2016

Malvinas: Londres insistió en que no debatirá la soberanía

Por Martín Dinatale - LA NACION - La representante británica en la ONU avaló a los isleños; Malcorra, al Senado

La respuesta oficial de Londres a la Argentina tardó en llegar, pero fue contundente: "No puede haber diálogo sobre soberanía [de las islas Malvinas] a menos que los isleños lo deseen y ellos, a través de un referendo realizado en 2013, enviaron un mensaje muy claro en el sentido de que no quieren diálogo sobre soberanía".

La frase fue pronunciada el viernes pasado y corresponde a Margaret Purdasy, la representante británica ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra. De esta manera, Gran Bretaña desterró por completo aquel a gaffe del presidente Mauricio Macri, que tras reunirse en Nueva York con la primera ministra británica Teheresa May había dicho que Londres estaba dispuesto a hablar de la soberanía de las Malvinas.
La canciller argentina, Susana MalcorraLa canciller argentina, Susana Malcorra. Foto: LA NACION / Archivo.

Si bien el traspié presidencial fue corregido y relativizado de inmediato por la canciller Susana Malcorra, fuentes calificadas del Foreign Office expresaron a LA NACION el día posterior a los dichos de Macri que "en ningún momento de la charla informal que la primera ministra May mantuvo con Macri se dialogó de la posibilidad de debatir el tema de la soberanía en las islas Malvinas".

Hasta allí, toda respuesta a Buenos Aires se manejó desde Londres por canales informales. Pero durante la 33» sesión del Consejo de Derechos Humanos, que se realizó en Ginebra el viernes pasado, Purdasy advirtió que "el gobierno de la Argentina debería respetar los deseos" de los isleños. Luego destacó: "El Reino Unido no tiene duda de su soberanía sobre las islas Falkland [Malvinas], Georgias del Sur y las Sandwich del Sur, y sus áreas marítimas circundantes".

Según consignó el diario británico Express, la funcionaria británica destacó que Londres tampoco tiene "ninguna duda sobre el derecho de los isleños a la autodeterminación". Para la representante británica ante el Consejo de Derechos Humanos, los isleños "han determinado libremente su estatus político y son libres de perseguir su desarrollo económico, social y cultural. Se refería al referéndum que emitieron en 2013 los isleños en el que por una abrumadora mayoría resolvieron permanecer bajo el ala de Gran Bretaña.

La respuesta de Purdasy en Ginebra se dio luego de un planteo que hizo la representante argentina en ese mismo organismo internacional, Victoria Gobbi, al ratificar el reclamo de soberanía argentina sobre el archipiélago. "La resolución 2065 de la Asamblea General sobre las Islas Malvinas, así como también las resoluciones adoptadas sobre el mismo tema por el Comité Especial de Descolonización a la fecha, reconocen de modo expreso la existencia de una disputa de soberanía entre la República Argentina y el Reino Unido, reconociéndolos como las únicas partes en la disputa, y estableciendo que la única forma de resolverla es a través de la reanudación de negociaciones bilaterales", remarcó Gobbi.

Visita al Senado

La negativa oficial de Londres a debatir el tema de la soberanía en las islas se da justo antes de que la canciller Susana Malcorra concurra hoy a la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, para explicar los alcances del polémico comunicado que selló la Argentina con Gran Bretaña y que incluye eventuales acuerdos de pesca e hidrocarburos con Malvinas.

Malcorra concurrirá hoy, a las 10, y según consignaron fuentes del Palacio San Martín a LA NACION, ratificará que "no existe acuerdo firmado con el Reino Unido", sino un comunicado conjunto. También se prevé que la canciller aclare expresamente que "nunca estuvo en tela de juicio la soberanía". Malcorra quiere aclarar al Senado que cuando se habla de "remover obstáculos" se espera que el Reino Unido empiece por eliminar, por ejemplo, las licencias de pesca por 25 años.

lunes, 3 de octubre de 2016

Malvinas: "En 1993, un alto funcionario británico dijo a los isleños que una negociación podía suceder en el futuro"

Resultado de imagen para Malvinas: "En 1993, un alto funcionario británico dijo a los isleños que una negociación podía suceder en el futuro"Por Claudia Peiró - Infobae.com - cpeiro@infobae.com -@PeiroClaudia.
El ex vice canciller Fernando Petrella afirma que hubo discusiones muy avanzadas con Londres pero que “nunca se tradujeron en negociación porque siempre existió, del lado argentino, la idea de conseguir de inmediato lo que en realidad debía ser el objetivo final”

En charla con Infobae, Petrella insiste en el hecho de que la resolución 2065 de Naciones Unidas no dice que la soberanía es nuestra sino que debe haber una salida negociada.

Es por ello que la intransigencia declarativa de ciertos políticos resulta inconducente y podría malograr la nueva oportunidad que, en su opinión, se abre en esta etapa. "No tenemos que alienarnos los apoyos de los principales aliados del Reino Unido", dice, como Estados Unidos, "que nos respalda para que negociemos con racionalidad", ni pedirle a "aquellos que no son aliados del Reino Unido, como China y Rusia por ejemplo, y que apoyan a la Argentina, que la apoyen en posiciones extremas".

En ese marco, recuerda que con los ingleses se había llegado a avanzar en propuestas como el condominio, ofrecido por ellos en la tercera presidencia de Juan Perón; una solución que éste había aceptado pero que su muerte impidió concretar. Después de la guerra, el momento de mayor acercamiento fue bajo la gestión de Carlos Menem. Fue por entonces que   un alto funcionario del Foreign Office dijo: "…podrá verse una discusión (de soberanía) en el futuro, pero no por la fuerza".

— ¿Por qué nunca se llegó a esa negociación con los ingleses por Malvinas?
En diplomacia hay cuatro etapas para obtener un resultado en una negociación bilateral: primero el diálogo, después la conversación, después la discusión y finalmente la negociación, cuando lo que se discute pasa a ser formal. La Argentina, en los mejores momentos de la relación bilateral con el Reino Unido, llegó a discusiones muy de fondo sobre Malvinas. Pero en general esas discusiones nunca se tradujeron en negociación porque siempre existió, del lado argentino, la idea de conseguir de inmediato lo que en realidad debía ser el objetivo final, si es que se llega a él alguna vez.

— ¿A qué se llegó en esas discusiones?
— Durante el período 1965 – 1982, el Reino Unido y la Argentina discutieron el condominio, el retroarriendo y una solución a lo Hong Kong, es decir, un solo país, dos soberanías. Nada de eso se pudo concretar.

— ¿Qué implicaba el retroarriendo?
— Que el Reino Unido nos transfería la soberanía y la Argentina le alquilaba las islas por 99 años.

— Son nuestras pero las tienen ellos.
— Ellos las administran. Fueron soluciones que en su momento se ofrecieron y que la Argentina por distintos motivos no aceptó. Perón aceptó el condominio pero no se formalizó antes de su fallecimiento [1° de julio de 1974], y luego Isabelita no se animó…

— Perón hubiera podido contener la intransigencia de algunos…
— Lógico. Lo que Isabel invocó, tal vez con razón, fue que la violencia que había en la Argentina en ese momento… hay que acordarse de Montoneros, hay que acordarse de los enfrentamientos… O sea que todo esto se malogró. Y el gobierno dictatorial evidentemente tenía otra cosa en la cabeza porque tampoco aceptó la solución Hong Kong.

— ¿Cuando se propuso esa solución?
— Antes de la guerra. Todavía en el período en que la Argentina tenía YPF, tenía becas y vuelos por los cuales los malvineros venían a la Argentina como paso previo a ir a Inglaterra. Porque, recordemos que en esa época no eran ciudadanos británicos.

— Usted insiste en aclarar que la resolución de Naciones Unidas dice que debe haber negociación, no que las islas son nuestras. ¿Por qué es importante esa distinción?
— Cuando Inglaterra pone el territorio de Malvinas bajo el sistema de descolonización, como muchos otros territorios, la Argentina disputa eso y dice "las islas son nuestras". Y lo que Naciones Unidas reconoce es que es probable que no sean británicas, que hay una disputa, y dice: resuélvanla bilateralmente por medios pacíficos y teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas. Es decir, hace una excepción sobre el concepto de descolonización donde lo que se tenía en cuenta eran los deseos, los wishes, de los habitantes y en cambio dice los intereses.

—¿Qué pasó a partir de aquella primera resolución, en 1965?
— Empezó una negociación bilateral donde la Argentina más o menos pedía la devolución de las islas y los ingleses iban muy despacito. Sin embargo, los ingleses, en más de una ocasión, hablaron de que podía haber una devolución de las islas dentro de ciertas condiciones. Al principio, en el año 66, 67, hubo un episodio militar que desalentó mucho a los ingleses, que fue el famoso "Operativo Cóndor", en el que un grupo de jóvenes argentinos comete tres delitos de lesa humanidad: secuestro de un avión en vuelo, captura de la tripulación y secuestro de gente en tierra. Eso causó en los británicos un sentimiento de retroceso muy grande. Se superó con el tiempo, pero siempre está.
 Cuando se propone el condominio, tanto Firmenich, como el almirante Rojas, se opusieron.

— ¿Por qué equipara la actitud de Mario Firmenich con la del almirante Isaac Rojas en este tema?
— Porque cuando se propone el condominio, tanto Firmenich, Montoneros, como el almirante Rojas, que era la derecha, se oponían, querían la devolución. Interpretaban que la resolución de Naciones Unidas era un aval a la soberanía argentina y no es así. Los países que nos apoyan lo hacen para que negociemos y esperan de todo corazón que usemos ese aval para negociar seriamente y no para hacer manifestaciones nacionalistas o para política interna.

— ¿Cómo evalúa el documento negociado por nuestra canciller, Susana Malcorra, con Alan Duncan, vicecanciller británico?
— Lo que está pasando actualmente no tiene precedentes. El presidente argentino se ha reunido primero con David Cameron, cuando varios presidentes argentinos tuvieron que trabajar años para encontrarse con el Premier británico, y bajo condición de no tratar el tema Malvinas. Ahora ha ocurrido algo distinto: Macri al verlo a Cameron le habló del tema y Cameron le dijo, bueno, nosotros tenemos otro criterio. La señora (Theresa) May le manda una carta muy cordial, que en un párrafo habla del deseo de asociar a la Argentina y al Reino Unido a grandes temas de la agenda internacional y en otro párrafo referido al Atlántico Sur, que hay que leer con mucha atención, dice: allí donde tenemos diferencias –es decir soberanía- tratémoslas con respeto mutuo y para beneficio de todos los involucrados –es decir, la Argentina también-. Después dice: esto incluye petróleo y comunicaciones, es decir una serie de cosas que son la posición británica. O sea, proponen incluso una agenda. Saben que el punto de vista argentino es distinto y saben también que, iniciando una conversación, discusión, sobre el Atlántico Sur, vamos a terminar en el tema soberanía de alguna manera. Vamos a terminar en un cambio de estatus de las islas, y eso es gradual. Por eso hay que sostener que la cláusula constitucional no es un cepo, es un objetivo al cual hay que ir llegando gradualmente, paso a paso, administrando este esquema de trabajo conjunto con los isleños y con el Reino Unido.

— Mientras lo escuchaba, pensé: ¿puede suceder que los ingleses deseen avanzar más de lo que dicen, o lo hayan deseado alguna vez, y no lo hacen por no ver del otro lado una contraparte que encare el tema con madurez, que no diga "les arrancamos las islas", que no sostenga un discurso patriotero que hasta juega en contra?
— Ha jugado en contra históricamente, porque la Argentina avanzó bastante: discutir soberanía, ejercicios compartidos, hablar sobre los recursos, etcétera. Pero nunca se pudo concretar realmente porque siempre estaba el temor del qué dirán acá. Creo que ahora hay un cambio de contexto internacional. Probablemente en la Argentina haya una nueva madurez. 
El Brexit implica que a lo mejor el Reino Unido está tratando de recrear sus viejas asociaciones para asegurarse alimentos y materias primas, recursos naturales. La Argentina fue históricamente eso. Y deben estar pensando, porque tienen la diplomacia más calificada del mundo, si el conflicto puede ayudar a unir y no a separar. Si nosotros lo vemos desde ese punto de vista y sabemos poner una pausa en nuestras aspiraciones finales, tal vez nos sirva de mucho y tal vez podamos compartir una cantidad de cosas en el Atlántico Sur para beneficio propio. Ahora, compartir implica tener presencia. Cuando se avanzó en materia de hidrocarburos y de pesca era porque en la Argentina YPF funcionaba bien, estaba (José) Estenssoro [titular de YPF durante la presidencia de Carlos Menem], se gastó en eso, teníamos presencia, y eso forzó al Reino Unido a los acuerdos que se hicieron. Porque nadie es santo, no hay santos en el escenario internacional. Es decir, hay que hacer la política y acompañarla de hechos, siempre compatibles con la buena relación y con el derecho internacional. Y creo que ahora el campo está abierto, hay nuevas posibilidades y ojalá las aprovechemos.

— Usted citó en un artículo a un alto funcionario inglés avisando a los habitantes de Malvinas que en algún momento habrá que hablar de la soberanía.
— Eso salió en el Penguin News. Creo que el Penguin News es de lectura obligatoria. Uno se entera de la vida social de las islas, de los autos que se venden, de cómo fue la pelea en el bar… El señor David Heathcoat Amory era mi contraparte, y se llegó a discutir el tema de la soberanía. Entonces era corriente en los encuentros argentino-británicos. O sea, no es que se excluye el tema; cuando nos sentamos a conversar eso es lo que está permanentemente y es usado por los británicos para conseguir pequeñas concesiones. En la medida en que esas concesiones nos acerquen al objetivo, nosotros las otorgamos. Acá no hay nada oculto ni nada novedoso. Y esa manifestación de Heathcoat Amory a los isleños [Penguin News, 3 de julio de 1993] diciéndoles que una discusión o conversación sobre soberanía es posible pero nunca por la fuerza, para nosotros fue muy importante. Cuando hablan de "fuerza", no se refieren otra invasión militar, sino a la confrontación, a una expresión indebida, a gritarles "colonialistas", "imperialistas".
El diario de las islas que debería ser de lectura obligada para los políticos que quieran ocuparse del tema Malvinas
— ¿Había un clima positivo entonces?
— Sí, pero como los ingleses no son santos, como no hay santos en el sistema, y hacia el final de la década de los 90, la Argentina venía mal económicamente -eso lo sabía todo el mundo-, nuestra presión en materia de presencia en el Atlántico Sur había disminuido. Se mantenía la pesca, los cruceros conjuntos, en barcos nuestros, de científicos británicos y argentinos para investigación pesquera, había una gran camaradería… Pero en el Reino Unido sabían que la Argentina venía en picada. Consecuentemente empezaron con acciones unilaterales que llevaron a que, finalmente, durante la gestión Kirchner, nosotros denunciásemos los acuerdos de petróleo y pesca. Eso fue visto como un acto directamente de ruptura.

— A partir del momento que asume Néstor Kirchner, ¿se mantuvo el diálogo en algunos de estos niveles?
— La última reunión de alto nivel con los británicos fue la de Carlos Ruckauf, como canciller, con su par Jack Straw, en 2002, en la presidencia de Duhalde, yo era subsecretario [de Relaciones Exteriores].

— Vino luego un largo período de congelamiento.
— Alguna cosita en Naciones Unidas, pero no hubo nada… hubo sí reacciones nuestras, pesca, petróleo. Y la molestia del canciller (Héctor) Timerman que usó el foro de Naciones Unidas para acusar a los ingleses de tener una base militar, de estar militarizando el Atlántico Sur; en fin, las cosas que a lo mejor dictaba en ese momento la necesidad política, pero creo que fueron muy estériles.
 Jugar a los héroes que murieron en las islas para frenar cualquier negociación no conduce a nada y desprestigia a quien lo hace

— En la reunión en el Congreso esta semana a Carlos Foradori se habló de "traición a la patria".
— Soy muy respetuoso de nuestros representantes, pero los asesores tienen que estudiar los papeles, para objetar con argumentos. Si uno piensa realmente que la resolución 2065 le da la razón a la Argentina, que los que nos apoyan para negociar creen que las islas son argentinas, estamos en un error. El apoyo de Estados Unidos, que es importantísimo, es para que negociemos con racionalidad. No tenemos que alienarnos los apoyos de los principales aliados del Reino Unido. Y tampoco le podemos pedir a aquellos que no son aliados del Reino Unido, como China y Rusia por ejemplo, y que apoyan a la Argentina, que la apoyen en posiciones extremas, porque entonces se van a contener y vamos a perder fuerza relativa en cualquier negociación.

— Parecen discursos más bien dirigidos al público interno.
— Jugar a los héroes que murieron en las islas para frenar cualquier negociación, o jugar la clausula constitucional como si fuera un cepo, no conduce absolutamente a nada y a mi juicio se desprestigia quien recurre a esas dos excusas. Pero además, lo peor que se puede hacer en una negociación es obligar a la otra parte a definirse en un sentido contrario al objetivo de la negociación por exceso de intransigencia inicial.

— ¿Se excedió Macri al decir que se habló de soberanía?
—Yo no sé lo que hablaron. Cuando Macri sale de ahí dice "tocamos" o "toqué", una cosa indefinida. Ahí estaba ante el frente interno porque le tiran que a él no le importan las Malvinas. El Reino Unido dice que no se tocó el tema, pero no usa la fórmula de siempre: "No tenemos dudas sobre nuestra soberanía". En todos estos intercambios que ha habido desde que asumió Macri, el Reino Unido no usó esa fórmula, que sí es una fórmula rupturista porque dice "El Reino Unido no tiene ninguna duda". Esa fórmula la archivaron cuando se fue Cristina Kirchner. Todo aquel que entiende la microdiplomacia, y que se está conversando con una de las diplomacias más sofisticadas del mundo, tiene que tener estas cosas presentes. Por eso entiendo que todo este núcleo que empieza con la carta de Theresa May y el comunicado Foradori-Duncan, la cuestión en Naciones Unidas, es enormemente positivo si lo queremos aprovechar bien.

— Usted subrayaba también el hecho de que los ingleses vinieron a firmar la nota conjunta acá. ¿Por qué es importante eso?
— La diplomacia es forma y es fondo. Con los británicos hemos tenido momentos sin comunicación, hemos tenido comunicados divergentes y a veces conjuntos. En general, se firmaban en un terreno neutral: Naciones Unidas, Ginebra. Esta vez no, lo firmó Duncan en la Argentina. Eso, si vamos al detalle, es una cuestión de importancia. ¿Hay que hacer alharaca? No. Pero si nosotros mismos atacamos el comunicado… Hubo un señor del Foreign Office que vino a la Argentina, puso en riesgo su prestigio diplomático frente a sus pares y sus autoridades para venir a firmar un comunicado acá, y nosotros encima le pegamos una cachetada.

— Sería lamentable que los ingleses quieran avanzar más y no puedan hacerlo por el infantilismo de ciertos políticos argentinos.  
— Sí, porque todo está indicando que hay un nuevo contexto. Esto hay que unirlo a la visita de Obama a la Argentina. Ellos tienen el mapa. Ven un territorio importante, estratégico, lleno de recursos, con energía nuclear, satélites, alimentos, ciencia y tecnología. Dicen, hay que tratar de traerlos para nosotros.

— También está el hecho del Brexit.
— Claro. Si les decimos a los isleños: esto no cambia nada, seguimos siendo amigos. Es más, creo que hay acá gente importante que quiere establecer una especie de diálogo privado con los isleños. Y eso no sería a mi juicio algo errado.

— ¿Hubo algún intento de restablecer cosas como las becas y otros intercambios que había antes de la guerra con los isleños?
— Lo hubo en la gestión de Timerman. Daniel Filmus y él propusieron. Pero no estamos en los años 70, ahora los isleños van a estudiar a Europa. Entonces, ¿qué becas podríamos dar nosotros que puedan tentar? Deberían ser de altísima excelencia: para el Instituto Balseiro, el INVAP, o para estudiar con el doctor Zaldívar [Mendoza], por ejemplo. Aquellas cosas que para un isleño en Europa, en Inglaterra, serían imposibles o prohibitivas y en las que estamos al nivel de Europa. Pero hay que hacerlo sin estar mostrando las garras detrás…

viernes, 30 de septiembre de 2016

Malvinas: los kelpers buscan seducir al líder laborista que quiere soberanía "compartida"


Por Natasha Niebieskikwiat (Clarin.com) - Cuando el año pasado Corbyn volvió a plantear un "poder compartido" entre la Argentina y el Reino Unido lo llamaron "entregador repugnante".

Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista británico, en la última conferencia del Partido LaboristaFoto: Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista británico, en la última conferencia del Partido Laborista.

Cada vez que se recalienta el debate sobre la soberanía de las Malvinas entre Londres y Buenos Aires, los isleños también se sacuden. Cuando hace un año el líder laborista Jeremy Corbyn asumió el liderazgo de su partido, salieron a la luz sus posturas antibelicistas y en ese marco también se reavivó su convicción de que Argentina y el Reino Unido deben ir a una suerte de “poder compartido” del archipiélago para resolver la histórica disputa.

Los sectores más nacionalistas de su país lo llamaron “repugnante entregador”. Michael Fallon, el entonces secretario de Defensa, lo consideró el peligro “mayor”. Y desde las Malvinas le enviaron mensajes a diestra y siniestra con fuertes críticas. Esta semana, los isleños lo encararon en persona y lo volvieron a invitar a que los visite para que observe en persona cómo viven y se sienten ciudadanos de la Corona.

El stand de Malvinas en la convención del partido laborista
Foto: El stand de Malvinas en la convención del partido laborista.

Contaban ayer la agencia Mercopress y el sitio The Spectator que el autollamado Gobierno de las Islas Fakland logró montar un stand en los pasillos de la conferencia del Partido Laborista que se celebró esta semana en Liverpool. Lejos de estar en un momento de euforia, los isleños están algo golpeados en primer lugar por la posibilidad de que el Brexit deje a sus productos afuera del mercado europeo cuando el Reino Unido negocie su “divorcio” de Bruselas. Y temen que ello los debilite ante el histórico reclamo de Argentina.

Pero además, Corbyn –quien no goza de simpatía en las islas- se acaba de alzar con una nueva confirmación de su liderazgo en el partido, al destrozar los intentos de Owen Smith por desplazarlo. En ese tren, Corbyn, un tradicional hombre de la izquierda europea, acaba de cerrar la conferencia laborista con una fuerte defensa de la inmigración, una posición contraria al cierre de fronteras que pretenden numerosos países inclusive los conservadores británicos. El “no” a los inmigrantes fue precisamente una de las razones del triunfo del Brexit.

Pero cuando caminaba por los pasillos de la conferencia de su partido, Sukey Cameron, la veterana representante del gobierno isleño en Londres, lo abordó junto a la legisladora Janet Cheek. “Empero parece que las aprehensiones originales han sido en parte superadas por el peso de las visitas recibidas y graficadas en fotos de las redes sociales, además de un encuentro informal con el propio Corbyn. Queda al líder laborista y a los representantes de las Falklands comentar cuando corresponda lo que se conversó, por lo visto en un ambiente muy amigable”, señalaba Mercopress. En las redes sociales se multiplicaron los comentarios sobre el encuentro, pero no hubo posición oficial.

Ahora, los isleños se aprestan a participar de la conferencia del Partido Conservador, que se desarrollará entre el 2 y 5 de octubre, en Birmingham. Aunque allí se encontrarán oídos más amigables a su posición de rechazo a la Argentina, el acercamiento de Mauricio Macri a David Cameron y a su sucesora Theresa May, los inquietó al punto que hay ya isleños juntando firmas para oficializar un documento con las negociaciones en danza sobre vuelos, pesca, petróleo, navegación y turismo.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Malvinas: la Cancillería defendió el acuerdo con Londres ante duras críticas

El vicecanciller Foradori y Carrió, ayer, en DiputadosPor Laura Serra - LA NACION
El vicecanciller Foradori dijo que el comunicado sólo es una "hoja de ruta"; objeciones de toda la oposición.
El vicecanciller Foradori y Carrió, ayer, en Diputados.Foto:DyN/LUCIANO THIEBERGER

La cuestión Malvinas suele exaltar las pasiones, y así quedó en evidencia ayer, en la agitada y por momentos tensa reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores. El blanco de los reproches fue el vicecanciller Carlos Foradori, quien, pese a insistir en que el Gobierno "tiene la camiseta argentina puesta" y que no cederá en el reclamo por la soberanía en las islas, la oposición -incluso la presidenta de la comisión, la oficialista Elisa Carrió- lo reprendió con fuertes críticas.

"En ningún momento el Gobierno reivindicó la soberanía argentina sobre Malvinas. No lo hizo (Mauricio) Macri en su reunión con (el ex premier británico) David Cameron. No lo hizo la canciller (Susana) Malcorra con (su par británico Philip) Hammond", arremetió el diputado kirchnerista Guillermo Carmona. Tomó el guante el jefe del interbloque oficialista Mario Negri: "No queremos el statu quo, pero tampoco vamos a negociar ni entregar nacionalismo falso para jugar con el sentimiento de quienes murieron por la patria", dijo.

La tensión se palpaba en el aire. La discusión se desató a partir del comunicado que suscribió la cancillería argentina con Gran Bretaña el 13 del mes pasado, criticado tanto por los opositores como por sectores del oficialismo, en el que se propone negociar el regreso de los vuelos desde aeropuertos continentales argentinos a las Malvinas y la realización de proyectos conjuntos de exploración de hidrocarburos en las islas. La oposición criticó que no se incluyera el reclamo de la soberanía argentina en Malvinas y, con el aval del oficialismo, se citó a Foradori a que dé explicaciones del caso a la Comisión de Relaciones Exteriores.

"Las Malvinas son argentinas. El objetivo (la soberanía argentina sobre las islas) es compartido absolutamente por todos", arrancó el vicecanciller apenas comenzó el debate. "En ningún momento el interés de la Cancillería no ha sido otro que le interés nacional", enfatizó. Y aclaró que lo que se firmó con Gran Bretaña no es un acuerdo o un tratado, sino un comunicado, una "hoja de ruta" a seguir en la estrategia de diálogo con aquel país.

Esta estrategia de diálogo, insistió Foradori, "no es una aventura de este gobierno", sino que va en línea con las posiciones históricas que tuvo nuestro país respecto de Malvinas.

"Yo no comparto esa hoja de ruta en la que un 80 por ciento son temas que le interesan a Gran Bretaña y un 20 se lo relega a la soberanía", retrucó el diputado Gustavo Fernández Mendía (Bloque Justicialista). "Está claro que lo que se firmó no es una simple comunicación. Y que no se incluya la palabra «soberanía» es traición a la patria, más allá de toda la sarasa que usted dice", aguijoneó la correntina Araceli Ferreira (FPV).

Pero quien dio la nota no fue la oposición. Fue Carrió, otra vez. Enfundada en un vestido naranja furioso reprendió en más de una oportunidad al funcionario. "Ustedes (por el Poder Ejecutivo) tienen que saber que no van a poder obviar al Congreso. Es una prepotencia de poder que este Parlamento se entere por los diarios de un acuerdo firmado con una potencia extranjera. Recuerden que nosotros podemos avanzar en el tratamiento de los tratados, pero también podemos retroceder", advirtió.

Y no quedó allí. Cuando Foradori señaló que el presidente Mauricio Macri y la canciller Malcorra son los únicos que tienen "plenos poderes" para suscribir tratados internacionales, la líder de la Coalición Cívica lo cortó en seco. "Señor vicecanciller, no hay plenos poderes en la Argentina. Ni el Poder Ejecutivo ni nosotros (el Congreso)", espetó. Foradori balbuceó una explicación. "Decile que se calle porque lo que dice es una estupidez", conminó Carrió a un colega sin percatarse de que su micrófono estaba abierto.

El oficialismo intentó atenuar el impacto de las críticas. "Acompañamos totalmente la agenda positiva del Gobierno en política exterior. Frente al todo o nada que plantean algunos, del cual sólo sacamos nada, preferimos el diálogo con todos", enfatizó Eduardo Amadeo.

Una de las más enfáticas en la defensa de la estrategia del diálogo que lleva adelante la Cancillería fue Margarita Stolbizer (GEN). "No sirve la confrontación", sostuvo. Sin embargo, fue implacable con Macri. "Estuvo al límite del papelón internacional", acusó Stolbizer al referirse al mal paso que dio el Presidente en Nueva York cuando tras un encuentro casual con Teresa May dijo que ambas naciones discutirán todos los temas, soberanía incluida.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Kelpers: "Más vale no acordar antes que un mal acuerdo"


(Ambito.com) - Luego de la polémica suscitada por la declaración conjunta firmada entre Argentina y el Reino Unido, en las Islas Malvinas siguen de cerca el curso de las negociaciones entre ambos gobiernos y advierten que "un mal acuerdo en materia de petróleo puede resultar peor que ningún acuerdo".

Según publica en su edición de hoy el diario de las islas, el "Penguin news", durante la sesión de la asamblea legislativa celebrada esta semana en Puerto Argentino, el CEO saliente de la administración de las islas, Keith Padgett, le advirtió al gobierno actual del archipiélago que "un mal acuerdo en materia de petróleo puede resultar peor que ningún acuerdo".

"Más vale dejar el petróleo en la tierra o bajo el mar hasta tanto las condiciones para un resultado pleno y apropiado para las Islas pueda cristalizar. No debemos permitir que las acciones concertadas de unos pocos individuos se sobrepongan al interés nacional", dijo Padgett en su intervención, según publica hoy la agencia Mercopress reproduciendo al diario local.

El funcionario de las islas, quien este año se retira de la función pública, sostuvo que está "ansioso para ver que en las Islas se pueda desarrollar una industria del petróleo, ya que sería un gran impulso para la economía y habilitaría inversiones en muchos servicios que necesitamos e iniciativas". 

En el documento firmado días atrás entre las cancillerías de ambos países, se coincidió en la necesidad de "remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable" del archipiélago, como comercio, pesca, navegación e hidrocarburos; y se acordó el establecimiento de nuevas escalas en los vuelos a las islas, en una negociación que -por el momento- dejó a un lado la cuestión de la soberanía.

Ante las críticas que despertó la declaración entre ex combatientes, dirigentes opositores e incluso aliados del gobierno de Mauricio Macri como el radicalismo y la Coalición Cívica, el Congreso decidió citar para el próximo miércoles al vicecanciller Carlos Foradori para que explique los alcances del acuerdo.

La cuestionada declaración fue firmada entre la canciller Susana Malcorra y el vicencanciller británico, Alan Duncan, en su paso por Buenos Aires días atrás. Duncan recibió ayer en Londres a la legisladora electa de las Falklands Jan Cheek, y la representante permanente del gobierno de las Islas en Londres, Sukey Cameron, para discutir "todo lo relativo a las Falklands", según escribió en su cuenta oficial de Twitter.

Según publica hoy Mercopress, otro integrante de la asamblea de las islas, Mike Summers, reveló que las negociaciones entre Londres y Argentina fueron "en permanente consulta" con los legisladores electos de Malvinas. Summers adelantó que el gobierno de las islas "está muy interesado y pendiente del anuncio del levantamiento de las sanciones que pesan sobre las empresas que trabajen en el las islas en pesca, navegación, comercio e hidrocarburos", impuestas durante el gobierno de Cristina de Kirchner.

Según advirtieron desde la oposición argentina, la fórmula usada en la declaración conjunta de "remover los obstáculos que limitan el crecimiento económico" de las islas podría significar el "levantamiento de las medidas administrativas, legislativas y judiciales" que adoptó la Argentina en los últimos años para proteger sus recursos naturales. "Ello implicaría derogar o violar la ley de hidrocarburos y sus modificaciones, que prohíben la explotación ilegal de petróleo en plataforma continental argentina y establecen las sanciones pertinentes", según argumentaron desde la oposición.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Una palabra sensible

Resultado de imagen para MalvinasPor Jorge Liotti - LA NACION
La complejidad diplomática de la disputa por las islas Malvinas ha quedado reflejada a lo largo de los años en una serie de sutilezas semánticas que tienen fuertes implicancias políticas. No es lo mismo hablar de "los intereses" de los kelpers que de sus "deseos", porque el primer término hace referencia a cuestiones económicas, culturales o sociales, mientras que el segundo remite al principio de autodeterminación que defienden los isleños.
En los textos diplomáticos también hay un cuidado especial para referirse a las Malvinas o a las Falklands en el caso de los británicos, así como de llamar "continente" al territorio argentino para que no se pueda entender que el archipiélago es parte de otro país.

En este universo de terminología de guantes blancos que ambos países han conservado por años, la palabra "soberanía" es la más determinante, porque divide las aguas entre el reclamo de la Cancillería y el rechazo del Foreign Office. La Argentina se apoya en la resolución 1065 de la ONU, que reconoció una disputa internacional, y Gran Bretaña considera que el tema quedó resuelto con la guerra de 1982 y jamás aceptó hablar de la cuestión.

Este delicado desentendimiento retórico entre ambos países fue sacudido abruptamente por el presidente Mauricio Macri cuando dijo que la primera ministra británica, Theresa May, había aceptado dialogar sobre soberanía. Una ruptura con 34 años de tradición diplomática en una conversación de dos minutos. Demasiado bueno para ser cierto. Ayer se conoció la esperada desmentida británica.

"Macri le propuso dialogar sobre todos los temas bilaterales, que incluyen Malvinas, pero no específicamente sobre la soberanía", admitió un integrante de la comitiva que acompañó al presidente a Nueva York. Es decir: interpretó que la aceptación de May a hablar "de todos los temas" implicaba hablar de "soberanía", pero esta palabra no fue dicha. En una interrelación de palabras y silencios cuidados, puso una palabra donde hubo un silencio.

Ayer en el Congreso, donde se discutió el tema en ambas cámaras, varios atribuían el traspié al trazo grueso que Macri suele utilizar ante temas que escapan a sus prioridades. Ya le había pasado, por ejemplo, cuando tuvo que hablar sobre los desaparecidos en la dictadura. "Es un ingeniero manipulando jarrones chinos", graficó un legislador del oficialismo. Un exceso de voluntarismo y simplismo verbal.

También hay una interpretación algo más sofisticada. Macri llegó a Nueva York en medio de los cuestionamientos que generó el documento conjunto que firmaron la semana pasada los vicecancilleres Carlos Foradori y Alan Duncan. Allí se habló, entre otros temas, de negociar una mayor frecuencia de vuelos entre las islas y el continente, y de avanzar en la cooperación en materia hidrocarburífera y pesquera, con una referencia al posible levantamiento de las sanciones. Sin embargo, no hubo ningún compromiso que pudiera ser interpretado como un progreso para los objetivos argentinos en relación con Malvinas.

Tanto la oposición como sectores del oficialismo cuestionaron la excesiva generosidad del comunicado, que interpretaron como una extensión ampliada de la carta que May le había mandado a Macri poco tiempo después de asumir. Incluso diplomáticos que conocen de cerca el tema, como el ex embajador en Londres Vicente Berasategui, se sorprendieron por el desbalance.

Con este dato en mente, Macri pareció intentar revertir esa percepción. Apenas pisó Nueva York dijo que el reclamo de soberanía "no es negociable". Después acentuó la idea al hablar ante la Asamblea de la ONU. Y más tarde, con el mismo impulso, sobreejecutó un comentario de compromiso de May.

Gran Bretaña olvidará rápidamente el desliz porque tiene más intereses que antes para mejorar la relación con la Argentina. El Brexit la obliga a reorientar su búsqueda de mercados alternativos y el discurso aperturista de Macri es bienvenido. También los isleños presionan para abrir compuertas porque el sueño de la sustentabilidad económica basada en el petróleo está demorada por la baja del precio del crudo.

El problema de fondo para Macri reside en elaborar una estrategia que no quede recluida en el buen diálogo y los gestos de amabilidad. Una estrategia que permita incorporar en la negociación el concepto de soberanía. Esa palabra que marca la diferencia.

Macri admitió que no hablaron de soberanía con la premier británica

En su último día en Nueva York, Macri se reunió ayer con representantes mundiales de la comunidad judíaPor Mariano Obarrio - LA NACION
Buscó de esta manera acotar el impacto que generó su declaración de anteayer; el gobierno de Londres había desmentido la versión del mandatario


En su último día en Nueva York, Macri se reunió ayer con representantes mundiales de la comunidad judía. Foto: Presidencia

NUEVA YORK.- El presidente Mauricio Macri tuvo que aclarar ayer, en esta ciudad, que "nunca se mencionó la palabra «soberanía»" sobre las Malvinas en su encuentro informal con la premier británica, Theresa May , a pesar de que el propio mandatario así lo había afirmado anteayer al salir de las Naciones Unidas (ONU).

La aclaración presidencial llegó en medio de una polémica en la Argentina, a la vez que Londres desmentía que May hubiera aceptado dialogar sobre el reclamo de soberanía. En la comitiva presidencial, admitieron que Macri se había referido por error a la idea de "soberanía" y que, en rigor, había querido decir que May aceptó hablar "de todos los temas" durante el breve saludo que intercambiaron anteayer.

La referencia a esa palabra pretendió superar un conflicto político en nuestro país: el oficialismo y la oposición acusan a Macri de ceder la discusión sobre la soberanía en la última declaración junto con Londres. "La frase del Presidente fue al límite. Dio lugar a la malinterpretación ", dijo aquí a LA NACION un funcionario.

La polémica se desató cuando Macri dijo a los periodistas que cubren el viaje que May aceptó hablar "de todos los temas", incluido el de la soberanía, algo a lo que Londres se negó históricamente.

En su encuentro de ayer con los enviados especiales, Macri dijo: "La primera ministra se me acercó a saludar en el almuerzo y yo le dije: «Estoy dispuesto a dialogar sobre todos los temas, a tener un diálogo amplio», pero no fue una reunión oficial". Y prosiguió: "Ella me respondió: «Dialogar siempre es bueno», pero nunca se mencionó la palabra soberanía". 

"No podemos transformar una conversación de un minuto en un acuerdo oficial. Hay que bajar los niveles de ansiedad", señaló Macri ayer, apesadumbrado.

Si bien no lo admitió abiertamente, allegados directos a Macri reconocieron que él creía que introducir la palabra "soberanía" había sido erróneo: era un concepto suyo para explicar que se incluiría en el "diálogo sobre todos los temas".

"Hablaremos de todos los temas y ello incluye la soberanía. Pero el diálogo con el Reino Unido no puede ser sólo sobre Malvinas y soberanía", dijo un allegado a Macri.

¿Qué dijo exactamente el Presidente para desatar la polémica? Luego de su discurso ante la 71» asamblea general de ONU en el que reiteró el histórico "llamado al diálogo" a Gran Bretaña para "solucionar amigablemente" el diferendo sobre Malvinas, Macri contó textualmente: "En el almuerzo nos cruzamos con la primera ministra británica, le dije que estoy listo para comenzar un diálogo abierto, que incluya por supuesto el tema soberanía sobre las islas". Él mismo habló de soberanía.

Ante la pregunta sobre la respuesta de la premier británica, el Presidente señaló: "Ella dijo que bueno, que sí, que habría que empezar a conversar, las cosas llevarán años, pero lo importante es que comencemos. Y ella estuvo de acuerdo".

Luego aclaró que "fue un encuentro de dos minutos, informal, al borde de nuestras mesas durante el almuerzo".

La referencia de Macri a la soberanía parecía enmarcada en un diálogo amable, de buenas intenciones, sobre muchos temas y a largo plazo. Pero cuando se empezó a difundir una hora más tarde que Macri había dicho que May había aceptado conversar sobre la soberanía en Malvinas, los funcionarios de la comitiva entraron en emergencia porque, puesto en esos términos, obligarían a Londres a desmentir al Presidente.

Llamaron así a los periodistas para aclarar los dichos del jefe del Estado y Macri le pidió a la canciller Susana Malcorra una aclaración oficial. El comunicado consignó que "la primera ministra dijo que se encontrarían, pero no es que se habló de una hoja de ruta, o dónde van a ser los próximos pasos, que este tema esté cerrado y arreglado y avanzado".

En la mañana de ayer, sobrevino la desmentida de Londres y la aclaración de Macri, cuyos funcionarios comenzaron a subrayar que la soberanía no puede ser el único tema de la agenda con el Reino Unido porque eso obligará a un retroceso.

Quedó la sensación de que el equívoco surgió de la necesidad de Macri de enviar una señal hacia la política argentina de que no cederá en el tema soberanía. Tanto al oficialismo como a la oposición habían criticado la declaración conjunta entre Malcorra y el vicecanciller británico, Alan Duncan, porque no incluía un diálogo sobre la soberanía.

El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, tercero en la línea sucesoria, dijo que él no iría a Malvinas para que "le selle el pasaporte un isleño". La diputada y jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, citó a Malcorra a dar explicaciones al Congreso.

El propio Macri les había pedido públicamente anteayer "manejar la ansiedad" porque se veía limitado en la posibilidad de reconstruir y "avanzar en una relación bilateral" con "beneficios mutuos", tal como dijo anteayer en la ONU.

Del editor: ¿qué significa? El traspié por Malvinas empañó parcialmente la primera participación de Macri en la ONU. Hay temas más complejos que las inversiones.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Una nueva estrategia

Joaquín Morales SoláPor Joaquín Morales Solá - LA NACION
Si hay algo que el gobierno de Mauricio Macri olvida con facilidad son las pasiones argentinas. Raro en un equipo que surgió en su mayor parte por sus aficiones futboleras. Ese olvido de las emociones es lo que explica, en gran medida, la polémica abierta en Buenos Aires por la firma de una declaración conjunta de la canciller Susana Malcorra y el vicecanciller británico, Alan Duncan, en la que se refirieron a las islas Malvinas, entre otras cosas.


Sólo anteayer, después de varios días, el Presidente nombró la palabra "soberanía" en una declaración pública. Ayer, en su discurso inaugural como orador ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, volvió a hacerlo, pero de manera esmeradamente cuidadosa para no alejar la posibilidad de un acercamiento entre Buenos Aires y Londres. Mas tarde, en un encuentro fugaz con la primera ministra británica, Theresa May, el Presidente, según dijo, le habló también de discutir la soberanía. La respuesta de May a Macri es más difícil de desentrañar. La propia Malcorra salió luego a bajar las expectativas.

Por el contrario, si hay algo que el gobierno macrista hace con exquisita precisión es diferenciarse de Cristina Kirchner. Hace un año, en el mismo escenario, la ex presidenta se olvidó de las Malvinas porque la envolvía entonces en la polvareda de otra guerra: la que mantuvo hasta el final de su mandato con los fondos buitre.

Hace un año, Cristina prefirió felicitarse ella misma -cómo no- por haber firmado el tratado con Irán para averiguar la "verdad" sobre el atentado a la AMIA. En el otro extremo, Macri denunció ayer los dos atentados terroristas de la década del 90, los que volaron la AMIA y la embajada de Israel, y pidió apoyo internacional para esclarecer aquellas tragedias. Macri hizo ayer un enfático rechazo de cualquier clase de terrorismo en un mundo estremecido por el terror, mientras Cristina se ocupó más el año pasado de criticar a las naciones occidentales que combaten contra el fanatismo islámico. Cada línea del discurso de Macri de ayer era un trazo diferente de la Cristina de los últimos años, sobre todo.

Conviene detenerse en el caso Malvinas porque es una de las pasiones argentinas relegadas en días recientes por el gobierno de Macri. En primer lugar, la declaración de Malcorra y Duncan abarca varios temas, y todos tienen la clara intención de normalizar una relación que se había convertido en demasiado tensa. No dice nada que no se haya hablado antes entre los dos países. De hecho se reinstalaron las reuniones anuales de alto nivel que se acordaron en 2002 y que dejaron de tener vigencia en los hechos durante el kirchnerismo.

La Argentina podría sacar provecho de ese retorno a la normalidad porque Gran Bretaña es un inversor importante y tiene influencia en sectores económicos y financieros internacionales. Los británicos alimentarían sus propios réditos, porque su política exterior busca nuevos horizontes después del Brexit, que desvinculó a Gran Bretaña de la Unión Europea (aunque todavía no en los hechos). Malcorra y Duncan llegaron a la firma con sus propias necesidades y la declaración satisface, de algún modo, a los dos.

Los párrafos referidos a las Malvinas tienen el evidente propósito de serenar a los habitantes de las islas. Una mayor frecuencia de vuelos entre las islas y el continente argentino es prueba de ellos. También el acuerdo para facilitar una tarea conjunta en la explotación del petróleo y la pesca en las aguas cercanas a Malvinas. ¿Es una concesión? Lo es. Pero la pregunta que debe hacerse es si en el mundo de hoy es posible hacer algo en un territorio determinado contra la voluntad de sus habitantes.

En 1965, cuando se aprobó la resolución 2065 que encomendó a los dos países iniciar una negociación por la soberanía de las islas, la prioridad en el mundo era la descolonización de muchos países que todavía respondían a una metrópolis lejana. En el mundo de hoy, cuando ya las colonias pueden contarse con los dedos de la mano, la prioridad es el derecho de las personas.

Cincuenta años es un tiempo muy largo para un mundo en permanente cambio, aunque nunca dejará de tener valor aquella declaración del 65 que lograron dos destacados diplomáticos argentinos: Miguel Ángel Zavala Ortiz y Lucio García del Solar. En el fondo, los famosos osos de peluche que Guido Di Tella les enviaba como regalos a los isleños eran la aceptación implícita de que nunca la Argentina podría hacer nada en las Malvinas sin la aprobación de los isleños. Macri eligió otro camino, pero con el mismo objetivo.

Vuelos y eventuales acuerdos petroleros y pesqueros significan un mensaje de que la Argentina no es un país agresor, que los isleños pueden imaginar un destino británico o argentino sin sobresaltarse en la noche. La notificación de esa realidad por parte del gobierno argentino es clave para entender la declaración de Malcorra y Duncan.

Por lo demás, la Argentina no tiene muchas alternativas en materia de pesca y petróleo: o intenta hacer las cosas junto con los británicos o los británicos las harán solos. Ellos tienen el dominio del territorio y una fuerza militar incomparable con la Argentina. Un antecedente que no puede olvidarse en la relación con los británicos por las islas Malvinas es que hubo una guerra perdida por la Argentina. Aunque en la Argentina hay generaciones que, después de 34 años, no vivieron la guerra, es inevitable que vivan con sus consecuencias. Nadie olvida, al fin y al cabo, quién ganó y quién perdió una guerra.

Ya fracasó la política de la agresión verbal, de la indiferencia o el desdén. Esa fue la estrategia que prevaleció durante el gobierno de los dos Kirchner y el resultado no pudo ser peor. Era hora de explorar nuevos caminos. Gobiernos con líderes distintos tanto en Buenos Aires como en Londres son oportunos para ayudar a encontrarlos.

Después de todo, la intransigencia de Cristina Kirchner encontró su espejo en Londres con el entonces primer ministro David Cameron. Éste también usó las Malvinas con fines exclusivamente electorales. Acaba de aterrizar en Buenos Aires, además, un nuevo embajador británico, Mark Kent, con fama de ser un incansable constructor de puentes.

El Gobierno se olvidó de las pasiones cuando no puso especial énfasis en señalar que la soberanía argentina sobre las islas es un principio innegociable. Esa soberanía y la obligación de gestionar su recuperación están en la reforma de la Constitución de 1994. Faltó esa declaración, aunque hubiera sido sólo verbal de parte de la canciller.

La administración debió ser más específica en la necesidad de avanzar en la relación con Londres en los asuntos no controversiales, pero sin renunciar a la disidencia de fondo. Tal vez haya sido consecuencia de que el Gobierno daba por hecho lo que nunca está definitivamente hecho. O creyó, equivocado, que la normalización de una relación exterior virtualmente inexistente hasta ahora eclipsaría como novedad la cuestión de Malvinas. No sucedió.

Sea como fuere, lo cierto es que pocas veces la administración de Macri encontró tanta resistencia en la propia coalición gobernante. Tanto el radicalismo como Elisa Carrió salieron en el acto a cuestionar la ausencia de la palabra soberanía en la declaración bilateral o en los discursos de los funcionarios argentinos. Es la prueba de que pocas cosas (sólo Malvinas y la selección argentina de fútbol, tal vez) pueden despertar tantas pasiones entre los argentinos. El Gobierno se notificó tarde, pero se notificó al fin, de que la política también está hecha por las pasiones.

Malvinas: Macri planteó el reclamo de soberanía a la premier británica

Macri hizo un discurso conciso y articulado ante la Asamblea de la ONUPor Mariano Obarrio - LA NACION
Dijo que May aceptó tratar el tema, pero después el Gobierno relativizó el diálogo; en la ONU, el Presidente propuso "solucionar amigablemente" el conflicto.
Macri hizo un discurso conciso y articulado ante la Asamblea de la ONU. Foto: AFP / Jewel Samad.

NUEVA YORK.- El presidente Mauricio Macri le planteó ayer a la primera ministra británica, Theresa May, el histórico reclamo por la soberanía de las islas Malvinas. Fue en una conversación informal, de pasillo, en la que, según el mandatario, su par de Londres aceptó debatir sobre los derechos que demanda la Argentina. Sin embargo, horas más tarde, la canciller Susana Malcorra relativizó los términos de la conversación.

Todo ocurrió después del primer discurso de Macri ante las Naciones Unidas (ONU), donde reiteró el histórico "llamado al diálogo" a Gran Bretaña para "solucionar amigablemente" el diferendo por la soberanía sobre las islas Malvinas.

También apostó a "avanzar en la relación bilateral" de manera "mutuamente beneficiosa", después de que un comunicado conjunto firmado la semana pasada por ambas cancillerías provocó cuestionamientos de la oposición y también de sectores del oficialismo porque no incluía explícitamente el reclamo por la soberanía.

Luego comenzaron a arreciar versiones de un encuentro con Theresa May, sobre el cual hubo idas y venidas. Consultado al caer la tarde por LA NACION en la sede ONU, Macri lo confirmó. "En el almuerzo nos cruzamos con la primera ministra británica; le dije que estoy listo para comenzar un diálogo abierto, que incluya por supuesto el tema de la soberanía sobre las islas."

Ante la repregunta de este enviado sobre la respuesta de la premier británica, el Presidente señaló: "Ella dijo que bueno, que sí, que habría que empezar a conversar, las cosas llevarán años, pero lo importante es que comencemos. Y ella estuvo de acuerdo". Luego agregó: "Tenemos que lograr establecer una mesa de diálogo permanente, para que vayamos avanzando en nuestros reclamos sobre la soberanía sobre las islas". Después precisó que no había un fecha para tratar el tema. Remarcó que fue May quien se acercó a saludarlo y que no estaba prevista una visita suya a Londres por ahora.

Inmediatamente los voceros oficiales relativizaron la promesa de May de "conversar" sobre la soberanía, lo cual implicaría un cambio radical e histórico en la política británica sobre las islas. Más tarde, Presidencia envió un comunicado con declaraciones de Malcorra, en donde se buscó "precisar" las declaraciones de Macri. "Por supuesto la primera ministra dijo que se encontrarían, pero no es que se habló de una hoja de ruta, o dónde van a ser los próximos pasos, que este tema esté cerrado y arreglado y avanzado", dijo la canciller. Después en la CNN dijo que hubo una "extrapolación" de la frase de Macri.

Con su discurso ante la ONU, Macri marcó los límites de la dura discusión interna en el oficialismo, donde en sectores de Pro, la UCR y la Coalición Cívica, además de la oposición, cayó mal la declaración conjunta de ambas cancillerías de la semana última porque no incluía la discusión por la soberanía en las islas.

Para contextualizar su política, en un discurso diplomático y estudiado, que a diferencia de los de su antecesora, Cristina Kirchner, no buscó dar clases magistrales de política exterior y de modelos económicos populares, Macri enfatizó "el interés en avanzar en nuestra relación bilateral, que puede y debe ser mutuamente beneficiosa". Ambos países deben llevarse su parte.

En un mismo tono diplomático, el Presidente ratificó su plan para recibir 3000 refugiados sirios en la Argentina, manifestó su adhesión al acuerdo de cambio climático de París de 2015, respaldó la candidatura de Malcorra para secretaria general de la ONU, destacó los cambios económicos y las inversiones en la Argentina, planteó un "mundo de interdependencia" y respaldo la agenda sostenible del 2030 del organismo.

Macri pidió "mayor colaboración internacional" para esclarecer los atentados contra la Embajada de Israel.

Durante su discurso ante la ONU, Macri agregó que "confiamos también que será posible activar estas negociaciones y encontrar una solución definitiva a este prolongado diferendo".

El énfasis de Macri estuvo puesto en que "nuestro llamado al diálogo" lo "mandan tantas resoluciones" de la ONU. Se refería a la resolución 2065 de diciembre de 1965, durante el gobierno de Arturo Illia, que fue refrendada por sucesivas resoluciones a lo largo de los años en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Macri aplicó la diplomacia pura, sin elevar el tono.

También puso el acento en "solucionar amigablemente la disputa" de casi 200 años, lo cual implicó una intención de afianzar los lazos con Gran Bretaña.

El cambio de tono no pasó inadvertido. Los discursos de Cristina Kirchner planteaban exigencias perentorias, abiertas críticas al colonialismo ingles y advertencias al Reino Unido por la militarización de las islas, además de lecciones sobre política exterior y sobre una economía con inclusión social.

Mauricio Macri - Presidente de la Nación

"Hemos dado muestras de interés en la relación bilateral con el Reino Unido. Debe ser una relación mutuamente beneficiosa"

"Reitero nuestro llamado al diálogo, para solucionar la disputa por soberanía que tenemos desde hace dos siglos por las islas Malvinas"

"Nos enorgullece que nuestras prioridades de gobierno estén alineadas con las de la comunidad internacional"

"El narcotráfico nos tiene que poner a trabajar juntos en una agenda integral basada en DD.HH., concentrada tanto en la oferta como en la demanda"

"Normalizamos la macroeconomía, fortalecimos las relaciones con los vecinos, nos vinculamos de forma madura con el resto de los países. Cada día se anuncian más inversiones, que se van a traducir en empleos"

"Mi país condena a todo grupo que con su accionar busque promover el terror en cualquier lugar del planeta"

sábado, 17 de septiembre de 2016

Aerolíneas Malcorra

Resultado de imagen para malvinas + abastecimientoPor Ricardo Roa - Del editor al lector - Clarin.com
No faltó nada. Tuvimos al “Caballo” Suárez preso y naufragando, la caja fuerte disfrazada de dragón de un tesorero de Scioli, 0,2 de inflación en agosto, el mini Davos y para parar con la lista de la semana: audiencias públicas por las tarifas.


También volando bajito y sin querer hacer demasiado ruido, el anuncio de un acuerdo con los ingleses para añadir un vuelo a las Malvinas que tiene muchos bemoles y tendrá más cuando aterrice, según cómo aterrice.

Lo hicieron la canciller Malcorra y Alan Duncan, vicecanciller británico. El acuerdo favorece las aspiraciones de Malcorra a la ONU. Ella duda sobre el riesgo de un veto de Londres a su candidatura, aunque quedó séptima en la última votación. La búsqueda de no vetos es más secundaria.

Al acuerdo, en lo concreto por ahora más una declaración que otra cosa, la BBC lo saludó como “un nuevo tipo de relación”.

Por debajo de ese vuelo los ingleses ven réditos económicos: más abastecimiento y menos flete a las islas, que es para ellos menos gastos. Tras su salida de la Unión Europea necesitan nuevos socios comerciales y bajar costos en Malvinas. Para nosotros el nuevo vuelo es quizás inversiones y, seguro, presencia. Aunque eso requiere que parta de territorio argentino. El actual sale de Punta Arenas. Pero eso no figura en lo firmado. A muchos los inquieta lo que sí hemos firmado: un compromiso a la “sustentabilidad económica de las Malvinas”. En otras palabras: desmontar la legislación kirchnerista que busca trabar cualquier explotación de recursos en la zona.

Si el vuelo era o no postergable, la cuestión es que ya está sobre la mesa. Otro asunto es cómo se vende aquí. Pone en aprietos a Cambiemos y a la oposición. Es tema político pero también pasional.

Malvinas ha sido y es una cuestión muy sensible en el radicalismo y la Cancillería es donde el radicalismo tiene mayor peso. Ejemplos: el vicecanciller Foradori, el jefe de gabinete Villagra Delgado y el coordinador Salmoyraghi. Pero ahí chocan la línea de intransigencia que representó Alfonsín y la negociadora que impulsó De la Rúa. Ya no están pero la tradición sigue. Sin el extremo de los ositos peluche de Di Tella, De la Rúa replicó posiciones de Menem.

El kirchnerismo volvió a la guerra contra los imperios del Norte aunque, menos mal, con su especialidad: la oral. Y finalmente envió a las Malvinas un velero de La Cámpora que terminó a la deriva y en manos inglesas. Todo bien K.

Podríamos empezar a hablar un lenguaje distinto, con seriedad y cabeza fría. Se verá si esta es una oportunidad.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Malvinas: habrá que tocar leyes para cumplir el acuerdo en petróleo

Por Natasha Niebieskikwiat - (Clarin) - Una ley de 2013 sanciona a quienes realicen exploraciones hidrocarburíferas en la zona de las islas.
Una plataforma petrolera operada por Desire Petroleum, a 150 km. de Malvinas. Foto: Reuters.
Una plataforma petrolera operada por Desire Petroleum, a 150 km. de Malvinas. Foto: Reuters.

Después de la declaración conjunta firmada el martes por Argentina y Gran Bretaña, el Gobierno salió su defensa y luego se llamó a silencio, aunque aún quedan varias cuestiones por aclarar.

A simple vista parece un acuerdo generoso hacia los británicos e isleños en materia de recursos naturales a cambio de poco, con la sola posiblidad de que un vuelo hacia las islas haga una escala en Buenos Aires. Pero hay otros obstáculos. Por ejemplo, el Gobierno debe desarmar el esquema de sanciones establecidas por el gobierno K.

El objetivo de esas amenazas y castigos era desalentar las exploraciones y negocios petroleros que británicos e isleños llevan adelante unilateralmente en las Malvinas desde 2010, como parte del endurecimiento de las políticas con que Néstor y Cristina Kirchner buscaron inflamar la cuestión Malvinas como causa nacional.

Tal como como supo este diario, el Gobierno busca eliminar la ley 26.659, aprobada en 2013 y que prohíbe, bajo pena de inhabilitación por el plazo de 5 a 20 años, a toda persona física o jurídica habilitada para realizar actividades en la Argentina, desarrollar actividades hidrocarburíferas no autorizadas en la plataforma continental nacional, así como tener participación directa en firmas que realicen tales actividades o les presten apoyo.

La ley fue la última de una serie de otras medidas que habían comenzado en 2003, con la decisión de Néstor Kirchner de prohibir que los vuelos charter que los isleños tenían con LAN sobre todo en verano. En 2007, a 25 años de la guerra, se derogaron los acuerdos petroleros firmados por Tony Blair y Carlos Menem, y se establecieron los primeros controles marítimos. Mientras tanto, el gobierno K abandonó la cooperación pesquera que se había montado también bajo el esquema de Menem en los ‘90.

Finalmente, llegó la ley 26.649, que en parte se inspiró en un proyecto presentado por el hoy senador Pino Solanas. La secretaría de Energía es la autoridad de aplicación. Esta debe solicitar a la Cancillería que notifque a las empresas internacionales que violen esta ley interna.

Ante cada nueva amenaza de Argentina, y después de la ley, el gobierno del Reino Unido replicaba. Y se encargó entre tanto de hacer su propia política agresiva. De hecho terminó siendo más perjudicial el embargo a la venta de equipamiento militar a la Argentina –que el parlamento británico votó en 2012– que esta ley argentina nunca aplicada hasta el momento, ni siquiera por el gobierno kirchnerista. La reaparición en la escena argentina de British Petroleum en los últimos días es un dato relevante. El problema del gobierno será sin dudas el Congreso, donde ya hay voces críticas al acuerdo

jueves, 15 de septiembre de 2016

Los kelpers, felices con un acuerdo más que generoso

Fotografía cedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina El ministro de Estado británico para Europa y las Américas, Alan Duncan y la canciller Susana MalcorraPor Natasha Niebieskikwiat - Clarin.com. Acercamiento entre Londres y Buenos Aires

La Asamblea Legislativa de las Malvinas celebró el pacto. Cómo impactará en el desarrollo económico de las islas.
Fotografía cedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina El ministro de Estado británico para Europa y las Américas, Alan Duncan y la canciller Susana Malcorra

Como hace muchos años que no ocurría, la Asamblea Legislativa de las Malvinas dio la bienvenida al acuerdo alcanzado en las últimas horas por los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido. En especial quedaron satisfechos con que "se remuevan todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo” de las islas. Se refieren a hidrocarburos, pesca, navegación y turismo. En el comunicado, publicado por la agencia Mercopress, la consejera Phyl Rendell agradeció incluso el trabajo de Alan Duncan, ministro de Estado para Europa y las Américas del Foreign Office, quien tras su paso por Buenos Aires -adonde participó del Foro de Inversiones y Negocios- se encargó de firmar el acuerdo.

Duncan se entrevistó el martes con la canciller Susana Malcorra y el vicecanciller Carlos Foradori. Y esta mañana las cancillerías de los países publicaron la letra del acuerdo que deja en claro por qué los isleños están contentos: les concede casi todo -menos la soberanía- y Argentina se lleva poco y nada. Más aún, se retrocede la situación al Acuerdo que en 1999 firmaron Tony Blair y Carlos Menem. De esta manera, si bien la política de endurecimiento en materia de comunicaciones, petróleo y pesca más la continua agresividad hacia los isleños del gobierno de los Kirchner, no había sido más que contraproducente para el país, el acuerdo firmado por el gobierno de Mauricio Macri para avanzar en numerosas áreas, se muestra tibio en la cuestión del Conflicto del Atlántico Sur. Y abre un interrogante sobre cual va a ser el espacio -y cómo- para el reclamo de soberanía. Malcorra ya lo dijo al Financial Times. Las islas no son prioridad.

El acuerdo firmado ayer señala sobre esta cuestión que las partes acordaron establecer un diálogo para “mejorar la cooperación en todos los asuntos del Atlántico Sur de interés recíproco”, y que será bajo la fórmula de soberanía del párrafo 2 de la Declaración Conjunta del 19 de octubre de 1989, es decir la que estableció el paraguas de soberanía. Por fuera todo, por dentro nada. “En este contexto se acordó adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos. Ambas Partes enfatizaron los beneficios de la cooperación y de un compromiso positivo de todos los involucrados” señaló el comunicado de los gobiernos de Mauricio Macri y Theresa May, quienes posiblemente se reúnan este mes en Nueva York, en el marco de las reuniones de la Asamblea de Naciones Unidas.

Lo más inquietante es que, si bien el Gobierno venía diciendo que quiere un vuelo directo del continente al archipiélago, el acuerdo señalan que las “partes acordaron que serían establecidas conexiones aéreas adicionales entre las Islas Malvinas y terceros países. En este contexto acordaron el establecimiento de dos escalas adicionales mensuales en territorio continental argentino, una en cada dirección. Los detalles específicos serán definidos”. Punto. Nada más.

Según Mercopress, Duncan dijo que estaba satisfecho con que las islas estén “libres para buscar conexiones aéreas con otros países en la región. Un escala en Argentina se va a buscar en acuerdos futuros similar al que ya existe”. Esto es claramente una referencia al vuelo que cada sábado hace la empresa Lan desde Santiago de Chile, Punta Arenas a Mount Pleasant y que solo una vez por mes hace escala en Río Gallegos. El comunicado emitido por la asamblea isleña también resaltó que cualquier acuerdo para un vuelo más desde Argentina que se arregle será bajo los principios de 1999, en los que Aerolíneas Argentinas no pudo participar.

Luego, lo que sí parece fluir es el otro punto del acuerdo: “Ambas Partes expresaron su pleno apoyo al proceso de identificación de ADN con relación a los soldados argentinos no identificados sepultados en el cementerio de Darwin. Las conversaciones sobre esta delicada cuestión humanitaria serán llevadas adelante en Ginebra sobre la base de una evaluación del Comité Internacional de la Cruz Roja, complementada por las conversaciones bilaterales que sean necesarias. Ambas Partes acordaron que los deseos de las familias involucradas son de la mayor importancia”, expresó el comunicado.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Malvinas, comercio y seguridad: los 10 puntos de acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña

(Clarin.com) - Así lo informaron a través de un comunicado conjunto, donde destacan reestablecer los vuelos a las Islas e identificar a los soldados enterrados en el cementerio de Darwin.
Foro de inversión y negocios de Argentina en el CCK. Sir Alan Duncan, Susana Malcorra. (Fotos Emmanuel Fernandez)
Foro de inversión y negocios de Argentina en el CCK. Sir Alan Duncan, Susana Malcorra. (Fotos Emmanuel Fernandez)

La canciller Susana Malcorra y el ministro británico de Asuntos Exteriores, Alan Duncan, acordaron una serie de medidas entre ambos países, entre las que se destaca el establecimiento de un nuevo vuelo mensual a las Malvinas. Así se informó a través de un comunicado con 10 puntos de acuerdo, luego de de la reunión mantenida en el marco del Foro de Inversiones y Negocios que se realiza en el Centro Cultural Kirchner.

El escrito destaca en su ítem "Atlántico Sur", el "fortalecimiento de la relación bilateral y la búsqueda de soluciones de los problemas globales dentro de los marcos multilaterales que correspondan" y un apartado final señala lo relacionado a las Malvinas, cuya soberanía la Argentina reclama hace décadas.

En ese contexto, se resolvió "el establecimiento de dos escalas adicionales mensuales en territorio continental argentino, una en cada dirección", cuyos detalles serán definidos próximamente.

A principios de mes, Malcorra había adelantado al diario británico The Guardian que nuestro país estaba evaluando retomar los vuelos desde Argentina y hacia las Islas y también "un Joint ventures argentino británico de exploración de petróleo alrededor de las islas Malvinas”.

El anuncio de la visita de Duncan a nuestro país, para participar del Foro, desde Londres fue calificado como una "mejora en las relaciones", que se habían deteriorado durante la gestión kirchnerista.

Además, ambos funcionarios acordaron "adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos. Ambas partes enfatizaron los beneficios de la cooperación y de un compromiso positivo de todos los involucrados".

"En un espíritu positivo, ambas partes acordaron establecer un diálogo para mejorar la cooperación en todos los asuntos del Atlántico Sur de interés recíproco", señala el comunicado.

En la actualidad, existe un solo vuelo al mes que une directamente Río Gallegos con el archipiélago, y que se realiza el segundo sábado de cada mes.

Asimismo, Argentina y Gran Bretaña expresaron dentro del punto "Ciencia y Tecnología, Derechos Humanos y Cuestiones de Género", "su pleno apoyo al proceso de identificación de ADN" de los soldados argentinos que murieron en la guerra de 1982, sepultados en el cementerio de Darwin, y que aún no fueron identificados.

"Las conversaciones sobre esta delicada cuestión humanitaria serán llevadas adelante en Ginebra sobre la base de una evaluación del Comité Internacional de la Cruz Roja, complementada por las conversaciones bilaterales que sean necesarias. Ambas partes acordaron que los deseos de las familias involucradas son de la mayor importancia", señala la nota de prensa.

En tanto, ambos funcionarios también avanzaron en otras áreas como "Consultas Políticas de Alto Nivel",  En ese sentido, "se resolvió reactivar las Consultas Políticas Bilaterales de Alto Nivel iniciadas en 2002, otorgándoles carácter temático integral y periodicidad anual".

"Las Consultas Políticas buscarán ampliar la relación bilateral en torno a una agenda positiva que aborde los desafíos globales en el mediano y largo plazo, en áreas como democracia, derechos humanos, cooperación en paz y seguridad internacionales, no-proliferación, medio ambiente y cambio climático, energías limpias, comercio e inversión, ciencia, tecnología e innovación, turismo y deporte", detalla el comunicado.

La "Lucha contra la corrupción y el crimen organizado", "Arte, cultura, educación y deportes", "Seguridad Internacional y Defensa", "G-20" y "OCDE", en el que el Reino Unido se compromete en apoyar la relación de nuestro país con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo conómico.

​Además de un acuerdo en torno a la "Crisis de los Refugiados", donde se elogia la decisión del Gobierno argentino de establecer un programa para recibir a 3.000 refugiados sirios.

Otro punto es el de "Comercio e inversiones", donde se arribó a trabajar con el objetivo de "incrementar significativamente el comercio bilateral".

Finalmente, establecerán una fecha para una reunión "más amplia a la mayor brevedad posible".

Malvinas: Los viejos objetivos del nuevo gobierno británico

Resultado de imagen para Límite de la Plataforma Continental de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del MarPor Jorge Taiana - LA NACION
En lo que constituyó su primer mensaje al gobierno argentino, la nueva primera ministra del Reino Unido, Theresa May, se refiere a la cuestión Malvinas como una de las "diferencias" que es preciso "reconocer" respetuosamente y en beneficio de "todos" los involucrados.
Se trata éste de un mensaje que permitiría augurar una etapa de entendimiento entre ambos gobiernos a partir de una premisa que el Reino Unido se ha empeñado en negar: la existencia de la disputa de soberanía en el Atlántico Sur.

Lo que llama, y mucho, la atención es la poco velada intención de vincular cualquier avance en la cuestión Malvinas, aun en los términos en que lo concibe el gobierno del Reino Unido, con un eventual respaldo británico a la candidatura de la canciller Susana Malcorra al cargo de secretaria general de las Naciones Unidas. La primera ministra May alude a una nota relativa a esta candidatura dirigida a David Cameron por el presidente Macri para vincular de modo explícito ambas cuestiones.

Sorprende también que, en este primer mensaje, exponga de manera tan clara el objetivo de sostener y beneficiar a los ciudadanos británicos que ocupan las islas, que constituyen desde siempre el instrumento que utiliza el Reino Unido para justificar esa ocupación ilegal. Es así como procura sumar conexiones aéreas para las islas "con terceros países de la región" y desmontar las acciones que la Argentina viene realizando contra la exploración y explotación ilegal de recursos nacionales en el área disputada.

En materia de conexiones aéreas, el gobierno británico busca establecer una nueva frecuencia con "terceros países de la región", lo cual excluye a la Argentina. A pesar de la sutileza diplomática del Reino Unido, sus ciudadanos en Malvinas lo aclararon de modo categórico: el punto de partida de cualquier arreglo es que no podrán establecerse conexiones aéreas con la Argentina continental. Se trata precisamente del objeto de la propuesta argentina presentada en 2003 y renovada desde entonces para establecer un servicio aéreo regular y directo entre las islas y el continente, operado por una empresa aerocomercial argentina, bajo fórmula de soberanía.

Hasta ese año existía un creciente número de vuelos no regulares -chárteres- que sólo contribuían a profundizar la desconexión entre la Argentina continental y las islas existente desde el fin de la guerra. A lo largo de estos últimos años los dos países mantuvimos largas e intensas negociaciones en las que estuvimos cercanos a alcanzar un principio de entendimiento.

En la actualidad el Reino Unido pretende un "nuevo" vuelo desde Brasil o Uruguay, adicional al vuelo semanal de LAN Chile que, a instancias de la Argentina, une Punta Arenas y las islas, con dos escalas mensuales en Río Gallegos -una en cada dirección- conforme lo estipula la Declaración Conjunta de 1999. Mientras que en materia de hidrocarburos, el Reino Unido invita al gobierno argentino a contribuir a alivianar el camino para que sus acciones unilaterales de exploración y explotación ilegal en el Atlántico Sur no enfrenten "medidas restrictivas". Se trata, nada menos, de desmontar las medidas legales a las que ha venido acudiendo nuestro país para resguardar sus derechos y sus recursos naturales no renovables por tratarse, además, de acciones expresamente prohibidas por las Naciones Unidas. La Asamblea General llama, desde 1976, a las dos partes en la disputa a no modificar unilateralmente la situación mientras subsista la disputa que el Reino Unido hoy reconoce.

Si bien nada adelanta la primera ministra May en su misiva, no puede descartarse que al pedido de dejar de lado las acciones legales de resguardo se sume la voluntad británica de reeditar la fallida experiencia del entendimiento bilateral sobre actividades hidrocarburíferas conjuntas del año 1995 y que nuestro país dio por terminado en 2007 a raíz de las reiteradas y abusivas violaciones. Tampoco resultaría extraño que intentaran avanzar en "remover los obstáculos" para la explotación ilegal de los recursos pesqueros en el Atlántico Sur e incluso tratar de reeditar su viejo anhelo de llevar a la Argentina a ordenar "conjuntamente" la pesca en el Atlántico Sur, a partir de argumentos pretendidamente conservacionistas.

Con este primer paso, el Reino Unido se apresura a avanzar en una agenda que aspira a superar los logros que obtuvo la Argentina en años recientes. La sostenida protesta diplomática argentina, el creciente respaldo a los derechos soberanos argentinos en foros multilaterales, el plan de acciones legales implementadas desde el Estado argentino y la continua denuncia de la acción unilateral británica en materia de recursos naturales, incluyendo la industria del petróleo, constituyen un motivo de preocupación para la corona. Basta recordar el Plan Quito, que revelaron medios nacionales y británicos, sobre espionaje del Reino Unido destinado a revertir estos claros avances. Sin dudas la reciente decisión de la Comisión del Límite de la Plataforma Continental de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de hacer lugar a la solicitud argentina de reconocer el carácter controvertido de los territorios argentinos que el Reino Unido ocupa es un elemento importante que se suma a la lista de logros diplomáticos que el Reino Unido intenta revertir.

En síntesis, aunque poco sutil, este primer movimiento británico resulta positivo porque pone en blanco sobre negro sus verdaderos objetivos y nos alerta sobre los riesgos de avanzar sobre las propuestas que pretende el Reino Unido. Se trata de las red lines que tan bien conocen nuestros diplomáticos y que sirven de guía a la paciente labor de defender el interés nacional con firmeza y coherencia.
Presidente del Parlasur, ex canciller de la Nación

Malvinas: avance entre la Argentina y Gran Bretaña sobre vuelos y petróleo

Alan Duncan y Susana Malcorra, ayer, tras la reunión en Buenos AiresPor Martín Dinatale - LA NACION

Malcorra se reunió con el vicecanciller Duncan para lograr el restablecimiento de los viajes a las islas y explorar conjuntamente el crudo de la zona; hay condicionamientos de los kelpers

Alan Duncan y Susana Malcorra, ayer, tras la reunión en Buenos Aires. Foto: Cancillería

La Argentina y Gran Bretaña avanzaron ayer en una compleja negociación para restablecer los vuelos directos a Malvinas y, al mismo tiempo, alcanzar un acuerdo tendiente a concretar proyectos petroleros conjuntos en el mar lindante a los archipiélagos del Atlántico Sur.

En medio de la agenda del Foro de Inversiones, la canciller Susana Malcorra y el vicecanciller británico de Asuntos Exteriores, Alan Duncan, mantuvieron un encuentro en el que coincidieron que "hubo avances" entre ambos países para negociar el regreso de los vuelos desde aeropuertos continentales argentinos a las Malvinas y la realización de proyectos conjuntos de exploración de hidrocarburos en las islas.

"Discutiendo una nueva y mejor fase en las relaciones con la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina Susana Malcorra", escribió Duncan en su cuenta de Twitter, junto a una foto con la canciller como muestra de la buena sintonía en las relaciones bilaterales. Luego, el vicecanciller británico, que responde a la nueva gestión de la primera ministra Theresa May, se reunió brevemente con el presidente Mauricio Macri y con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en el Foro de Inversiones.

Macri interpretó como "un gesto" la participación del vicecanciller británico en el foro y confirmó que se está preparando una reunión bilateral con el gobierno de May para la semana próxima, en el marco de la participación del jefe del Estado en la asamblea general de la ONU. "Hay que encontrar soluciones, sabemos que nos tomará mucho tiempo, pero tenemos que comenzar, no podemos aceptar que no podamos sentarnos a una mesa y empezar a hablar de todo", dijo Macri respecto del diálogo con Londres.

Es muy probable que para el encuentro de Macri con May ambas cancillerías lleven propuestas concretas para brindar un anuncio sobre el tema Malvinas. Según confiaron a LA NACION en el Palacio San Martín, existe una alta posibilidad de que se acuerde la reinstauración de los vuelos de las islas al continente y, al mismo tiempo, se establezca un esquema de joint ventures de empresas británicas y argentinas para la explotación conjunta del petróleo en el Atlántico Sur.

De hecho, la semana pasada, en una entrevista con el diario británico The Guardian, Malcorra dijo: "La Argentina desea retomar los vuelos desde y hacia las islas y establecer un joint ventures argentino-británico de exploración de petróleo alrededor de las islas Malvinas. Pienso que a largo plazo una solución se puede encontrar", dijo.

En esta misma línea, ayer, Duncan agregó después de su encuentro con Malcorra que "discutimos el compromiso argentino-británico en áreas de interés mutuo, incluido el comercio".

Para que no queden dudas de la buena predisposición de Londres por arribar a una agenda positiva con Buenos Aires, en un comunicado oficial del Foreign Office, Duncan remarcó: "Es un momento positivo para la relación entre el Reino Unido y Argentina. Tenemos una historia compartida y muchos enlaces profundos en la cultura y el idioma".

En la Cancillería, los voceros de Malcorra también coincidieron en la buena sintonía que hubo en la reunión con Duncan y destacaron que "se están buscando las maneras de abrir oportunidades para crear medidas de confianza mutua".

Dificultades

No obstante, las negociaciones no parecen ser sencillas por dos motivos centrales que están íntimamente conectados. En primer lugar, la Argentina debe anular parte de la ley de hidrocarburos que fue modificada por el gobierno de Cristina Kirchner y que prevé la sanción a las empresas que operen en el país y a la vez tengan proyectos de exploración petrolera en el mar aledaño a las Malvinas. A su vez, el gobierno británico avala la idea de los kelpers de no aceptar los vuelos directos al continente si antes no se eliminan esas sanciones a las empresas petroleras.

Ayer, en diálogo con LA NACION el máximo referente de la Legislatura de Malvinas, Mike Summers, fue tajante: "Sólo si la Argentina es capaz de demostrar un progreso significativo en el desmantelamiento de las sanciones podría ser posible restablecer los vuelos de las Falklands [Malvinas] a la Argentina", dijo. Además, Summers detalló que hay negociaciones con Brasil para establecer un vuelo de las islas Malvinas a San Pablo, aunque aclaró que ello podría revisarse si la Argentina modifica las sanciones.

Desde la Casa Rosada aclararon que el Gobierno negociará con Gran Bretaña y no con los kelpers. Pero Summers no dejó dudas de que "el gobierno de las Falklands [Malvinas] está en estrecho contacto con el gobierno del Reino Unido sobre los vuelos a terceros países y la eliminación de las sanciones económicas. Queda por ver qué opciones podrían ser posible". Ahora es el turno de poner en juego la alta diplomacia.
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